Hace un tiempo, comenté que me interesaría que regresaran los Chesquitos, gomitas con forma de botellas de refresco de cola que la compañía Ricolino vendió durante la década de 1980. Ayer, Pandita y Manchita, con cierto tono de conocimiento absoluto de todas las cosas comestibles, me hicieron saber que los Chesquitos existían en el presente. Puesto que ninguno de los dos quiso bajar por ellos a su tienda más cercana, tuve que pasar a una Miscelánea (a nivel de piso) y corroborar esta info. Adquirí este paquete —cinco pesos, para los que tenían la duda, 40 centavos de dólar para nuestros amigos de otras latitudes— y de inmediato comprobé que no se trataban de los caramelos que añoraba. ¿La razón? Tengo seis:
1) Yo conocía los Chesquitos, no las 'Gomilocas Cheskitos'. ¿Cuándo van a entender los pendejetes de mercadotecnia que la onda de cambiar la ‘q’ por la ‘k’ en su afán por pegarle a la GenX es un pedo que murió hace más de 15 años junto a Pauly Shore y los American Gladiators? Así como no es ‘cool’ ni ‘hip’ ni ‘in’ escribir sin vocales, querer ser ‘kool’ termina siendo totalmente lo contrario.
2) Los Chesquitos originales tenían la forma de una botella de vidrio convencional. No tenían senos.
3) De igual manera, no había ‘sabores’. Eran de cola. Si prestaran atención al pasado, los genios de Ricolino se habrían percatado de ello.
4) La consistencia de la golosina original permitía ‘destapar’ la botella al romper la parte que representaba el cuello de la misma. Al intentarlo en la versión actual, simplemente obtienes una bizarra presentación de dos litros no retornable.
5) Al darle un par de mordidas a un Chesquito, el sabor a refresco de cola era evidente (sí, no era más que saborizante, pero cumplía con su cometido). Intentar morder uno de estos pedazos de goma para alcanzar su interior fue fútil. Después de una sesión de alrededor de 1 minuto 20 segundos, por fin logré deshacer UNO de ellos. Tal vez no sean los originales, pero pareciera que guardaron la materia prima desde hace 20 años.
6) Al terminar un paquetito de los Chesquitos originales, te quedaba un sabor de boca dulce y agradable. Después de 30 minutos de terminar de masticar este horroroso intento de imitación, mi quijada terminó adolorida. Paradójicamente, morder un envase de Coca Cola original pudo haber sido menos dañino para mi boca.
Veredicto: Compren un paquete de estos ‘dulces’ si necesitan soportes para que no se azote la puerta, bases para que las patas de la mesa no rechinen o plástico para cubrir alguna fuga de agua o gas en su casa. Venderle esto a los niños tal vez los prepare para degustar hormigón cuando el destino nos alcance.
9 de junio de 2009
No mamen, estos no son Chesquitos
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4 comentarios:
Es odioso que ya nada sabe igual!!!.
Jajajaj eso de las hormigas estuvo genial jajaja. Crea una pagina en Facebook y machaquemos a Ricolino hasta que saque de nuevo esa gran golosina.
Jao, hormigón son bloques de cemento y arena que se usan para construcción, nada q ver con hormigas :-S
Cierto, ya lo dijo el Arquitecto.
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