Esta foto, a pesar de que parece tomada con una Kodak Junior 110, es del sábado pasado. Nunca tuve una bicicleta (violines, por favor) y no por no quererla. La verdad es que, cuando escuincle, nunca me llamó la atención eso de andar por ahí en dos ruedas. De hecho, aprendí a andar en una ya bastante peludito (12 o 13 años). Cagado, pero primero aprendí a andar en patineta que en bicla (en la primera y única que tuve (pero ese será tema para otro post)). Y sí, para completar el cliché, aprendí en la Chopper Vagabundo Azul de mi hermano (obsequio que recibió en la navidad de 1990). Después de aprender, me gustó tanto, que todas las tardes salía a visitar amigos y amigas en colonias aledañas en la bicicleta que mi hermano tuviera en ese momento. Entonces, a pesar de que nunca tuve una, siempre me gustó pedalear bicicletas (ajenas, pero prestadas).
Si leen este espacio, notarán que Red y un servidor somos fanáticos del Ciclotón, así que decidimos mandar al diablo las horrendas bicicletas del H. GDF y comprarnos unas decentes para dicho fin. Después de buscarle, terminamos haciéndole caso al buen M. Arrubarrena (un pana del trabajo) y lanzarnos a la Mechuda, cuna de diversos tipos de bicicletas (con marco de acero, aluminio y de esas que pedaleas sólo por media hora). Al final salimos con estas señoritas rodada 26, asientos cómodos y 18 velocidades que costaron mucho, pero mucho menos que lo que pensábamos gastar.
Las estrenamos en el Ciclotón del pasado domingo y sí, fue una experiencia inmejorable. Para empezar, las velocidades si aumentan considerablemente el desempeño, sobre todo en las pendientes (que no son muchas en el recorrido de 24+ km), pero el pedaleo es mucho más eficiente en las partes planas y en el centro de la ciudad. Terminamos casi en el mismo tiempo que en otras ocasiones, con la diferencia de que ahora nos fuimos más tranquilos, sin la presión de tener que llegar a determinada hora para devolver los vehículos. Y acabamos mucho menos cansados.
En otra cosa que no tiene nada que ver con lo anterior, agrego dos discos azules a la colección:
2001: A Space Oddisey (21 de 48) y Donnie Darko (22 de 48) reavivan el fervor por adquirir mis cintas favoritas en este formato. La primera ya se me había escapado una vez hace un par de meses, cuando comenzaba con esta colección. En ese momento compré otra cosa y después, le perdí la pista. Ya no me vuelve a pasar. A la segunda le traía ganas desde que supe que iba a salir y para que no me pase lo del ejemplo anterior, de una vez me la llevé.
La tetralogía original de Batman, tendrá que esperar para la quincena.
31 de marzo de 2009
Mi primera bicicleta
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1 comentario:
Muy muy buena compra la de las bicis, felicidades y saludos.
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