31 de diciembre de 2017

Mi 2017 en una foto


Una vez más... ¡NUEVO RÉCORD!

Este año, con todo y lo complicado que estuvo, dejó 13 figuras especiales nuevas.

12 de ellas fueron de centena, la restante de millar. Todavía está pendiente presentar oficialmente cuatro, pero ya será en el futuro.

Mis 13 trofeos de coleccionista de este año. Cerró bien el 2017.

¡FELIZ 2018!

:D
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24 de diciembre de 2017

Milagro de Navidad 2017: figuras para abrir de aquí a 2018

Estas son las figuras que venían en las 6 cajas que llegarían aquella semana de septiembre. Por obvias razones, algunas de ellas tardaron más tiempo en alcanzar su destino, siendo la segunda semana de octubre cuando la última de ellas por fin llegó a casa. Y sí, será difícil recordarlas de una manera distinta gracias a las circunstancias que rodearon su llegada.

La mayoría de ellas llegó cortesía de mis dealers nipones, mientras que el resto fueron compras hechas en eBay y a un vendedor de un foro TF. Muchas piezas pendientes de líneas que me interesaban, varios Primes, mucho plástico que me sorprendió bastante, figuras de centena, pero sobre todo, robots que me ayudarían a completar algunos de los Objetivos 2017. Esta foto la tomé a finales de octubre y en algún momento pensé que serían todas las figuras que adquiriría por lo que restaba del año. Pero, como suele suceder en estas historias, eso no fue así...

Dos ToyFests y dos compras online más tarde durante noviembre, llegaron las que realmente serían mis últimas figuras del 2017 —y hasta un morado obsequio—. La razón del cambio fue que al final decidí terminar con todo lo que ya había avanzado en cuanto a metas se refiere este año. Este último burst de adquisiciones me permitió lograr algo que no había podido conseguir en todos los años desde que me impuse cumplir objetivos anuales.

SPOILER: los cumplí todos :)

En una realidad alternativa ideal, en los próximos días estaría dedicando los últimos posts del año a documentar las últimas de estas figuras incorporadas a la Colección. Por obvias razones, eso no pasó en esta realidad. La solución a eso fue que, en un momento de debilidad, incluso pensé dedicar una megaentrada única para terminar con los pendientes y que toda la robotiza entrara de un jalón.

Pero no, decidí que no haría nada de lo anterior y mejor lo haré con tranquilidad. Dedicaré una entrada a cada grupo de robots que lo requiera. Me tomaré el tiempo con mis figuras nuevas durante las semanas siguientes (o meses, de ser necesario), actualizando poco a poco hasta ponerme al corriente durante 2018.

Ahora, a esperar que pase Noche Buena para comenzar a abrir y abrir robots transformables. No hay prisa, sólo ganas de disfrutar mis robots nuevos.

Disfruten sus colecciones, chavos. De preferencia, disfrútenlas en compañía de su familia.

Feliz Navidad.

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19 de diciembre de 2017

Aquellos 19 días tras el 19S


Día 0

Había transcurrido una hora ya. Parecía que nadie quería volver dentro. Intentos fallidos por comunicarse con celular, rumores y miedo era lo único que podía percibirse en la planta baja, ahora atiborrada de personas visiblemente nerviosas. Pero era momento de volver, de intentar contactar a los cercanos desde una línea de teléfono fija. Era hora de subir esos 8 niveles que me separarían de la relativa seguridad del piso firme. Era momento de regresar y enfrentar el daño.

En cada peldaño, ecos de lo acontecido; imágenes de gente corriendo, libros cayendo, películas en su estuche estrellándose contra el suelo sin hacer pausa. Al llegar, lo esperado: muchas cosas en el piso, varias de ellas rotas, montones de papeles bajo los muebles, un refrigerador que caminó metro y medio para dejar su lugar. Desorden por todos lados.

No había tiempo para recoger, lo importante era comunicarse y saber que estaban todos bien. Dejar saber a todos que uno estaba bien. Al poco tiempo, ya había logrado mandar algunos mensajes tras muchos intentos previos sin éxito. Ahora, la espera que llevaría a la reunión para abandonar el lugar. Y tratar de ordenar lo que fuera posible en el entretanto.

Sabía que no debía mirar, pero también sabía que éste había sido diferente a las docenas que me habían tocado antes. Tenía miedo de lo que me esperaba, Finalmente, abrí la puerta.







Estas fueron las imágenes que logré capturar al entrar a La Bóveda y enfrentarme al colapso del muro de cajas que, hasta unas horas antes, era la vista obligatoria de ese cuarto donde guardo mis figuras. Tuve que utilizar una silla para alcanzar la altura suficiente que me permitiera ver la magnitud de lo que había dejado el evento.

Estas 6 fotografías borrosas, oscuras y tomadas con premura fueron el único recuerdo que pude llevarme en mi celular para los días que siguieron. Dolía, frustraba, pero sabía que nada podía hacer. Tenía que continuar. El tiempo corría y había todavía mucho por hacer.

Cerré la puerta de esa habitación. Teníamos que abandonar el lugar, teníamos que encontrarnos con la familia. Teníamos que calmarnos. Teníamos que informarnos. Teníamos que ayudar.

Pero dolía recordar lo que vi. Y dolía más todo aquello que no pude ver...

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Día 1

Habían pasado 5 días desde aquel martes y dos desde que regresamos a casa. Entre ese nerviosismo que nunca se fue y las ganas por aferrarnos a una normalidad que se negaba a regresar, ignoré la puerta de La Bóveda. Había visto hasta ese entonces demasiadas cosas tristes y deprimentes como para tolerar una más. Preferí evitar esa habitación durante todos esos días. Pero ese domingo por la tarde, 5 días después del evento, ya no pude más y entré. Decidí enfrentarme a lo que ocurrió.

Iba a ser un proceso difícil. Para empezar, tenía que abrirme paso entre más de tres decenas de grandes cajas que impedían el libre acceso a las repisas que visiblemente eran las más afectadas, eso sin contar las cajas medianas y pequeñas regadas sobre todo el colapso. Y como siempre, el espacio sería un problema, pues para lograr tal misión, era necesario mover todo eso a otro punto del departamento, cuidando que al mover cada caja, otras más no colapsaran en la avalancha de cartón y plástico que inundó la habitación.

Desesperado por conocer el daño real, inicié con la labor sin un plan, sólo con la motivación de ver la magnitud de lo ocurrido. Así comenzó mi misión por restaurar y arreglar La Bóveda.


Esta imagen es de mayo de 2015. Así se veían las repisas del librero principal y las del mueble del fondo en aquella época, cuando entrar hasta esa parte de la habitación todavía era relativamente sencillo.


Julio de ese mismo año. Una foto que he utilizado en un par de ocasiones en el blog y en Facebook. Ese estrecho pasillo entre cajas y el librero principal, con mi figura #5,000 al fondo, permitía el acceso al extremo de la habitación y al escritorio.


Una última imagen de aquella misma época. Las repisas más altas de mis dos primeros muebles adicionales. En ellas, muchos de mis Primes predilectos, junto con un gigante retro conocido, un guerrero nipón popular y varias figuras favoritas.


Esta captura fue de la madrugada del 8 de septiembre de este año. Aquel día, comenté que mi Colección, gracias al estado en el cual se encuentra guardada, estaba a salvo tras el incidente de aquella noche.

Una vez que terminé de mover la mayor cantidad de cajas posible sin correr el riesgo de otro colapso, llegué hasta el lugar en donde alguna vez hubo un estrecho pasillo. Y esto fue lo que encontré...


Desastre total.


Figuras que cayeron desde una altura de tres metros. Una avalancha de plástico que prácticamente llenó el pasillo estrecho. La repisa con mis Combiners G1, en ruinas. Una pierna de Lio Kaiser G1 alcanza a verse sobre Metroplex Titan.


Pocas piezas todavía en su lugar. Robots de todos tamaños y colores desperdigados por toda la zona.


Varias piezas que visiblemente golpearon a otras en su camino hacia el suelo. Otras más que estuvieron a nada de caer. Parte del Sentai G12 Go-onger aferrándose a la repisa para no terminar en el fondo.


La repisa con mis primeras G1 no pintaba bien. Faltaban varias que no logré ubicar a simple vista, además de todas aquellas que terminaron en repisas por mucho alejadas de su posición original.


Y la montaña de cajas pequeñas y medianas, colapsadas sobre las de mayor tamaño, todavía impedía el paso al otro extremo del cuarto. Desde el primer día sabía que no quería ver hacia esa dirección...


Tendría que mover muchas cajas todavía para siquiera acercar mi brazo a esa zona. Una espada soporta el peso de varias cajas que amenazan con generar otra avalancha sobre varias figuras que ahí cayeron.


Muchas cajas que ocupaban la bodega superior cayeron sobre las repisas de los Primes. Algunas más grandes, bloquearon la caída inminente de una cuarta o tal vez quinta oleada de cajas desde el fondo.


Tendido, mi robot #300 junto con algunos de sus hermanos de línea. Pero eran de los pocos que lograron mantenerse en su repisa.


En el escritorio donde alguna vez hice varios de mis primeros videos, yacen muchas de las figuras que cayeron desde una altura que ronda el metro y medio. Entre la pila de plástico: Fortress Maximus G1 y Victory Saber G1.

Este fue el primero de muchos momentos durante toda esta travesía en el que quise mandar al diablo todo y simplemente salir de ahí. Era muy triste ver eso así. El ánimo general después de todo lo que experimenté en esa semana simplemente parecía no alcanzar para enfrentarme a eso.

Pero seguí. Tenía que hacer algo rápido para evitar que el peso de las figuras, las cajas y el caos total siguiera presionando a las figuras que quedaron hasta abajo del desastre. Tenía que comenzar a reparar el daño.


Comencé a trasladar una por una cada figura caída, golpeada y dañada afuera de La Bóveda. El largo camino apenas comenzaba. Pero por algún lado tenía que iniciar, y fue así que entablé mi plan de acción: mover todo lo colapsado para almacenarlo en un lugar seguro. Y con Doubledealer, quien se salvó de una caída que pudo ser fatal, empecé a recorrer el camino que intenté abandonar minutos antes. Empecé con él porque, después de todo, el principio siempre es el mejor lugar para empezar.


Ayudándome con charolas y cajas, comencé a recolectar las figuras que estaban más cerca, dándole prioridad a aquellas más susceptibles al daño, a las frágiles, a las que habían sufrido las caídas más aparatosas. Comencé una lista anotando las piezas faltantes para tener un control de lo extraviado.


Pronto, los muebles ya no eran suficientes. Comencé a separar por líneas, por robots con accesorios perdidos, por piezas que requerían volver a sus cajas originales. Ya tenía un método, pero necesitaba varias cosas para que el plan funcionara. Ese día me concentré en lo que más urgía: liberar espacio y rescatar las figuras que lo necesitaran con más urgencia.


Como aquellos días cuando me dedicaba a limpiar y organizar La Bóveda, pronto el cuarto de TV, la sala y varias zonas del departamento se encontraban inundadas por figuras, piezas y cajas aleatorias.


Así terminó aquella noche la cama después de las primeras horas del rescate. La lista de faltantes tenía ya docenas de líneas de texto. Armas, brazos, cabezas, personajes enteros que no estaban a la vista. Bolsas repletas de accesorios que esperaban reencontrarse con su dueño en algún momento. Así marchaba todo, con ganas de salvar todo lo que fuera posible.

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Día 02

En el segundo día, ya con un plan bien establecido que marcaría el rumbo del proceso, inicié desde muy temprano. Ya tenía Ziplocs por kilo y había comprado los contenedores que se convertirían en el refugio permanente de las figuras loose de La Colección. No había marcha atrás.


Primes, la gran mayoría sin ningún tipo de daño y varios de ellos con faltantes, rescatados de las primeras repisas adicionales y de entre la avalancha de cajas.


Las cajas con “figuras que en algún momento van a ir a algún lado” comenzaban a abundar. Era necesario darle un poco de sentido al sistema y comenzar a guardar pronto, pues el espacio siempre representaba un problema al agotarse.


Este Road Bot cayó desde la repisa más alta del librero principal, el punto más elevado de toda la habitación, en donde varias de las figuras más grandes de La Colección tenían su espacio. Cero daño. En un raid que hice para quitarle las baterías a todas mis figuras electrónicas en 2013, al parecer olvidé a este personaje, pues todas sus luces y sonidos funcionaban a la perfección.


Poco a poco, las figuras sueltas comenzaron a ocupar bolsas antes de su paso final a los contenedores. Los robots no dejaban de salir de La Bóveda, pero traté de mantener el ritmo firme y la actitud lo más positiva posible.

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Día 3

Tal vez de manera inconsciente, traté de postergar lo más que pude el almacenamiento de mis figuras. Esta era la solución inminente al desastre, pero parte de mí se negaba todavía al hecho de renunciar a tener exhibidas las figuras que tanto trabajo me había costado coleccionar durante estos casi 10 años. A pesar de esto, comencé a llenar los primeros contenedores.


El viejo método de lasaña con bubblewrap. Esta sería la solución para almacenar todas las figuras loose de La Colección. A estas alturas, ya tenía figuras suficientes en bolsas para comenzar la primera parte del almacenamiento.


El pasillo, ya casi sin figuras en el piso, permitió que me moviera con mayor facilidad entre el librero principal y el fondo de la habitación. Aquí fue cuando mi primera meta a corto plazo apareció; para comenzar a maximizar el espacio y que el esfuerzo rindiera frutos, era necesario eliminar los muebles adicionales. Todos, empezando por el primero que se ve del lado derecho.


Así se veían las repisas del librero principal con las figuras fuera de peligro. Segunda meta a corto plazo: vaciar esas repisas para convertirlas en espacio temporal para las cajas pequeñas y medianas. Esto facilitaría el futuro acceso y movimiento dentro de La Bóveda.


Ese día, ya había desocupado las dos primeras repisas del lado izquierdo, pero todavía faltaba mucho para completar las primeras metas.


Figuras G2, RobotMasters, Webdivers, Braves, Zords y muchas figuras del Bayverse son las primeras que debía almacenar a fin de liberar el primer mueble que desaparecerá.


Momento de preparar otro contenedor para guardar, en la medida de lo posible, alguna línea completa a mi alcance. Esto facilitaría la organización y futuro acceso a las figuras, una vez que el estado crítico pasara.


El pasillo estrecho es ahora un espacio por el que transito constantemente, a fin de alcanzar figuras para guardar en bolsas o para buscar entre cajas donde pudieron caer piezas de los robots colapsados.


Las dos primeras repisas del librero principal comienzan a recibir sus primeras cajas. En algún momento las acomodaré por tamaño, o hasta por relevancia, pero por ahora, cualquier espacio que logre obtener al quitar cajas del paso es bienvenido.

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Día 4

Me encontraba bajo presión y contra reloj, pues este día y la mañana del siguiente era todo el tiempo que me quedaba para avanzar con esta labor. Desde el martes del incidente, no habían hecho la limpieza en la casa y era necesario que todo lo que estaba afuera de La Bóveda regresara a ella. Sí, sería un fastidio, pero la vida sigue y las labores domésticas no estaban excluidas. Estas pausas semanales se convertirían en mi cronómetro obligatorio para cada episodio semanal de rescate y arreglo de mis figuras. De alguna manera, también me obligaban a descansar y reconectarme con el mundo real.


Una de las repisas bajas del librero principal se convierte en el receptáculo temporal de todas las figuras que no tienen un destino fijo a corto plazo, además de contener a muchas de mis Generations.


Quisiera pensar que la mayoría de las figuras que están en ese lugar las acomodé en algún momento ahí por alguna razón. La realidad es que muchas de ellas, las cuales no pertenecían a ese espacio, terminaron ahí después del colapso.


Las dos repisas bajas del lado derecho, que en algún momento fueron el espacio para figuras de Transformers Prime, algunas Animated, y varias grandes que no pude exhibir en otro lugar, ahora forman parte de ese espacio de transición temporal.


La repisa con mis Braves y Chogokins favoritos, se une también a la misión del resto de las repisas. Al contener varias de las figuras más delicadas, moverlas podría resultar contraproducente a largo plazo. Por ello, las dejo ahí en espera de poder tener acceso a sus cajas originales en algún momento.


Más cajas en las repisas superiores se traducen en menos estorbando en el piso y sobre el resto de cartón acumulado. Todo esto implica más espacio para operar.


Uno de los muros del pasillo ya luce más firme después del reacomodo tras el colapso. Será más fácil mantener la entereza de esa zona cuando sea necesario moverme hasta el fondo de la habitación o colocar algo encima de ese muro.


Una pequeña caja vacía sirve como hogar temporal de los Crossovers de Star Wars y Marvel, los cuales esperan su turno para ser empaquetados.


Las figuras más grandes comienzan a hacer fila en otra habitación. Ya llegará el momento de transformar y almacenar cada una. Paciencia.


El Samurai Green Ranger, aterrorizado, se aferra a la pierna de Hoist Machine Wars. Así encontré a estas dos figuras entre la avalancha de plástico. Suelto la carcajada. Es la primera vez que lo hago desde aquel martes.


Momento de regresar todas las cajas regadas por la casa a La Bóveda. Esta vez, en columnas más estables para prevenir accidentes en el futuro.


Primera misión, cumplida; el primer mueble adicional desarmado cede su espacio a la primera columna de contenedores donde ya duerme la primera oleada de mis figuras loose rescatadas.


Sin un rasguño, a pesar de la aparatosa caída, pero todavía con algunos de sus pequeños compañeros extraviados. Descansa amigo, te lo ganaste.

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Día 5

Por la mañana de ese día, me apresuro a meter las cajas restantes y apilar los últimos contenedores en el nuevo espacio destinado para ello. Termino 10 minutos antes de lo convenido para que por fin puedan hacer la limpieza en casa.


Así se ve ahora la entrada de La Bóveda. Contenedores en vez de cajas de cartón. Muchos de ellos, temporalmente albergando figuras que esperan volver a sus cajas originales o a la de su línea con sus hermanos, una vez que estén disponibles. Otras, las etiquetadas, ya son el espacio fijo en donde quedarán almacenadas de manera definitiva.

Descanso obligatorio bienvenido.

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Día 6

Pasaron 6 días desde que guardé todo de vuelta en la habitación. Momento de repetir el proceso y sacar todas las cajas y contenedores al frente para tener acceso al mueble principal y así iniciar la misión de esta nueva semana: eliminar el mueble adicional del fondo para obtener más espacio.


Reviso mi figura #4,000, cuya caja recibió parte importante del peso de la avalancha plástica. Por fortuna, la doble caja sumada a toda la protección en en interior evitó cualquier tipo de daño.


Toca mover también al robot #3,000. Con él fuera del camino, los Braves, Zords, Combiner G1, Valkirias y demás robots del mueble objetivo estarán al alcance para esta nueva etapa.


Por fin tengo acceso al escritorio del fondo. Muchas de las figuras en él aguardaban ser transformadas/acomodadas mucho antes del incidente. En ese momento, hay todavía figuras que cayeron en él desde el mueble contiguo.


Una vez retirado el voluminoso #3,000, algunos robots pequeños, accesorios y piezas varias yacen en el piso al borde del mueble.


Casi todos los Generations loose están en sus bolsas, listos para llenar otro de los contenedores.


Un grupo de Spy Changers compartirá bolsa. Los restantes se unirán a ellos una vez que encuentre sus accesorios perdidos en algún lugar entre cajas y plástico.


Los miembros de TF Prime esperando su bolsa correspondiente. Varios viajes son necesarios para recolectar a todos de entre las repisas afectadas.


Una de varias bolsas que llené con armas, accesorios y partes sueltas esperando a sus dueños. En aquellos momentos llegué a tener tres llenas. En un punto más avanzado de la travesía, llegaron a ser 8.

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Día 7

A medida que me acercaba a vaciar las repisas del fondo de La Bóveda, un viejo conocido apareció: el polvo. Tenía rato de no limpiar como se debe las figuras en esa zona. Aproveché entonces para darle una buena sacudida a todos los robots que salieron a partir de este momento, antes de prepararlos para su almacenamiento.


Inicié este día sería limpiando y transformando mis Alternators/Binaltech. Por la fragilidad de algunos y sus componentes, era necesario convertirlos a su modo alterno para así evitar daños en el futuro. Tres cuartas partes de aquel día se fueron en esto.


Limpieza y desensamble de Zords al por mayor. Las repisas bajas del mueble habían acumulado demasiado polvo en todos estos años en los cuales el ingreso fue difícil.

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Día 8

Ya había despejado una repisa más del librero principal y almacenado algunas líneas completas, pero todavía faltaban muchas figuras del mueble adicional del fondo. Además de transformarlos, también se había unido al paquete de salvación la limpieza obligatoria.


Tal vez no parezcan muchos, pero estos Braves y Zords ocupan mucho espacio y, por ello, era necesario separarlos en sus elementos básicos para optimizar su almacenamiento en los contenedores.


El buen Shadow Maru, primo hermano de Six Shot G1, después de una bien merecida limpieza a fondo.


Imposible no ponerse a jugar con los Braves. Pegasus Saber, uno de los primeros que tuve, me sigue maravillando con su transformación y posibilidades.


Esto es algo que no había tenido oportunidad de hacer: el modo combinado alterno de Jumbo y Thunder Dagwon. Pequeños lapsos de esparcimiento entre las largas sesiones de limpieza y arreglo.

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Día 9

Ya eran pocas las figuras restantes en el mueble del fondo. El problema con varias de ellas y que posteriormente aparecería con muchas de las loose en las repisas restantes era que requerían de su caja original para ser guardadas. De no hacerlo, el objetivo de optimizar el espacio no se cumpliría del todo al tener la figura guardada en un contenedor y, además, la caja en algún otro lado ocupando espacio también.


Algunos Zords, Valkirias, Mugenbines y Voltron eran los últimos habitantes del mueble próximo a desaparecer. En las repisas del mueble principal, sólo quedan algunas docenas de figuras random, cantidad muy alejada de lo que hubo ahí alguna vez.


Otro de esos muchos ratos de ligereza patrocinados por Bandai y sus Sentai/Power Rangers.


Hora de almacenar a mis Zords favoritos: todos los Shinkengers ocuparían un contenedor. Por lo menos hasta que logre alcanzar las cajas originales del set japonés que fue mi figura #800.

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Día 10

La meta de la semana la alcanzaría este día. Además del espacio que ganaría al retirar el mueble, una preocupación latente por fin podría ser resuelta: todavía había varios accesorios perdidos, e incluso algunos robots, que cayeron desde el librero principal. Sin el mueble del fondo, sería posible buscarlos con mayor facilidad en esa zona.


El mueble del fondo, vacío al fin. Algunas de las repisas disponibles en el librero comienzan a recibir más cajas chicas y medianas.


Huellas de robots que alguna vez estuvieron aquí. Sí, el polvo acumulado en esta zona de la habitación era mucho, pero no sería el más concentrado que enfrentaría durante todo este proceso.


Tal como lo temía, en la pequeña hendidura entre el librero principal y la pared, quedaron algunas figuras WST y accesorios G1 que cayeron desde la segunda repisa más alta.


Por fortuna fue posible sacar todo lo que quedó atrapado sin mucha dificultad. Nada roto aquí, por suerte.


Con un poco más de espacio al fondo, tenía ya una vista más clara del flanco final de la habitación, el escritorio y de los muebles...


...pero sobre todo, de las cajas que todavía estaban en riesgo de crear una nueva avalancha si no las retiraba con precaución. Pero eso sería tarea para otro momento.


Así quedó finalmente el espacio que dejó el mueble. Una gran parte de las figuras del librero y del desaparecido mueble, además de varias líneas que logré juntar de entre lo afectado, terminaron en esos contenedores. El pasillo estrecho tenía cada vez más espacio que permitía el movimiento de un extremo de La Bóveda al otro.

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Día 11

Este era el último día antes de la pausa semanal obligatoria, la cual llegaría durante la mañana del día siguiente. La meta semanal ya se había cumplido, pero todavía restaba limpiar, empacar y almacenar muchas figuras que invadían varios lugares de la casa.


Las dos repisas superiores izquierdas del librero casi al máximo de su capacidad.


Las tres superiores, pero del lado derecho, en la misma condición. Sé que con un poco más de tiempo y esfuerzo podría optimizar el espacio, pero lo urgente es que todo eso no estorbara en el piso o el pasillo estrecho.


Los últimos Shinkengers que restaban antes de empaquetar y almacenar. Algunos Zords por ahí también esperaban su turno.


Este interruptor fue el que evitó que Samuraihaoh cayera de la repisa más alta del mueble del fondo. De haber rodado hasta el borde, el peso seguro hubiera resultado fatal para la figura y para cualquiera sobre la que hubiese caído.


Así se veía en ese momento La Bóveda, con los primeros contenedores a la izquierda, los segundos al fondo cubiertos por cajas y unos más del lado derecho, los cuales eran el refugio temporal de esas figuras que esperaban a sus hermanos de línea o a sus cajas originales. Ya era posible caminar dentro y acomodar poco a poco la avalancha potencial en el último flanco de la habitación.


Y así quedaba todo al arreglar lo que estaba suelto por la casa. Un gran avance en comparación con el momento cuando todo inició, o incluso antes, cuando todo era apilado conforme llegaba. Pocos días después de terminar este periodo, recibí la última caja de las compras que esperaba durante aquella semana de septiembre.

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Día 12

Pasaron 20 días de pausa esta vez. Las actividades reiniciaron el último día de octubre, con la nueva meta de almacenar las figuras loose de mis dos primeros muebles adicionales y, además, eliminarlos para obtener el necesitado espacio. Igual que cuando todo esto inició, el primer problema sería llegar a la zona, pues la parte al costado de la habitación todavía padecía las secuelas de la avalancha de cajas. Y aunque aquí no fueron tantas las figuras que cayeron al piso porque fueron detenidas por el cartón en su camino, esto también representaba un problema: mover sin cuidado las cajas podría significar que las figuras que quedaron atrapadas entre ellas podrían caer. De nuevo, todo con calma.


Así se veía la primera barrera de la avalancha una vez que retiré el muro obligatorio de contenedores de cada sesión de arreglo. Las cajas que tienen que ver con videojuegos cayeron desde lo más alto de la bodega superior del cuarto. Desde que inició el proceso, no había reparado en pensar la gravedad de esta parte del desastre; varias de esas cajas, pesan con facilidad más de 5 kg y cayeron sobre la repisa superior del primer mueble.


Al quitar la primera parte del desorden de cajas (y varias figuras que cayeron entre ellas), llegué al muro pegado a los muebles. La mayoría de éste se mantuvo firme y esto ayudó a minimizar la caída de figuras desde las repisas hacia el frente. Aquí puede comenzar a verse el estado de las dos repisas superiores dedicadas a los Primes.


Las cajas más cercanas al muro, afortunadamente, contuvieron la caída fatal de muchos Primes. Lio Prime Universe, y los dos G2 pueden verse apenas sostenidos por lo que hay aquí, en la repisa dedicada a los líderes Brave.


Optimus Supreme Energon fue la única pieza que quedó de pie en la repisa más alta del mueble del fondo. Esta imagen la capturé después de que rescaté al Prime Armada Deluxe de entre las cajas al frente de este lugar y lo puse de pie con lo que quedó del Star Saber.


La repisa de Masterpieces, Classics y Universe de 25 Aniversario. Muchos caídos, pero pocos fuera de su zona.


Cybertron, G2 y Road Bots tampoco se salvaron. Las piezas al frente cayeron a las repisas inferiores, pero por suerte no fueron tantas.


Algunos Primes grandes, Titaniums y muchos de mis RIDs. Al igual que en el caso anterior, los del frente terminaron en la repisa inferior y sobre algunas cajas.


Por su dimensión y peso, fueron pocos los Braves que cayeron. GaoGaiGar fue uno de ellos. De nuevo, todos dentro de los confines de la repisa. Tanto Lio Prime como el Prime Bat cayeron desde la repisa superior de Primes, pero del mueble anexo. Los efectos de la avalancha.


Una vista más abierta de las repisas del mueble del fondo. Las piezas caídas salvadas por algunas cajas o por la misma acumulación de robots en lo estrecho. Y los robots cercanos al otro mueble, salvados por la repisa contigua.


El escritorio en desorden. La realidad es que muchas de las figuras aquí ya estaban así desde hace tiempo, pues estaba acomodándolas poco a poco en el espacio disponible, o las utilicé para algún video o post. El problema fueron los robots que cayeron desde el mueble a un costado


El Prime Premium Movie y el Nemesis Prime Universe fueron dos de las figuras que sí cayeron de las repisas hacia un costado. Y esas dos, además de las que están alrededor, recibieron todo el peso de la caída de Fortress Maximus G1. Sin daño ninguna de ellas.


La repisa más baja del mueble pegado al escritorio. Mucho desorden, pero nada trágico aquí. Los Beast Wars, Brave Maximus y Trypticon G1 llenos de polvo, pero sin mayor problema, aunque sí hubo robots de repisas superiores que terminaron por aquí, como el Devastator ROTF y los pequeños Legends que se ven por ahí.


La repisa contigua a la anterior. Beast Machines y el resto de mis Beast Wars loose. Polvo y desorden. Y una concentración de figuras caídas desde arriba.


El panorama general después de medio acomodar y retirar las piezas en mayor peligro o bajo el peso de otras más grandes. Almacenar (y limpiar) todo eso, una de las metas. Pero todavía faltaban algunos objetivos intermedios...


... uno de ellos apareció al retirar el muro de cajas en ese extremo: cambiar la Takara Collection de una de las cajas al fondo del muro a un nuevo contenedor más seguro. Toda, salvo dos figuras que guardé en otro lugar, cupo perfecto en uno de los contenedores más grandes.


Otro objetivo más: comenzar a guardar figuras delicadas una vez que pudiera alcanzar sus cajas originales. Empecé con Great Exkizer Masterpiece, figura que terminó en lo más profundo de la marea de plástico en el corredor estrecho. Sin daño tras caer varias repisas de altura desde el librero principal.


Sin el muro de cajas del fondo, también tuve oportunidad de alcanzar la pirámide de la pared, lugar donde tengo piezas todavía cerradas y las cajas de varias figuras que estaban en las repisas...


...lo que me permitió almacenarlas después de varios años de estar exhibidas. La dupla Macross Yamato de vuelta a sus cajas, con todos sus accesorios.

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Día 13

La primera repisa que decidí almacenar fue la de mis primeras figuras del Bayverse. Estas incluyen las dos primeras películas y una que otra adicional de aquellos años.


Charolas y charolas con todos los tamaños: Desde Leaders hasta Legends.


Muchas de las figuras en los dos muebles restantes, además del caos desde el incidente, tenían mucho polvo acumulado. Era necesario dedicarles tiempo extra para limpiarlas.


Toallas Lysol, importantes compañeras durante todos esos días. Creo que ya no tengo huellas digitales después de toda la limpieza.


Como nueva. Como hace 8 años.


Por tiempo, sólo transformé las figuras más delicadas o con piezas propensas a romperse durante el almacenamiento, como las Human Alliance. Espero algún día poder transformar todas para así ganar espacio también dentro de los contenedores.

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Día 14

Una sesión más dedicada al primero de los últimos dos muebles. Más polvo para limpiar y figuras para almacenar.


La columna de los líderes Braves cada vez con menos invitados. Los Primes ahí pronto quedarían guardados en un contenedor exclusivo para líderes Autobot.


Más cajas de la bodega se unieron a la fila para guardar a sus respectivas figuras. Genesic GaoGaiGar fue una de ellas.


Classics, Universe y una que otra Henkei recibieron su dosis de Lysol antes de llegar a su contenedor. En la imagen, varios de los primeros Transformers de mi Colección.


Perdí la cuenta de los metros y metros de bubblewrap que utilicé para las lasañas de almacenamiento.


Los más grandes, hasta el fondo.

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Día 15

Gracias a un poco de espacio no contemplado, hay un desvío en el plan original y una línea del otro mueble se suma al almacenamiento de esta semana.


Una vez guardados todos los Classics de la repisa, sobró espacio suficiente para una línea mediana más. Pero en el mueble no quedaba ninguna con esta característica. Sin embargo, en el otro...


...RID.


Mis robots/autos favoritos. Bien limpios y transformados, listos para ser empacados.

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Día 16

Menos repisas ocupadas, menos figuras loose por guardar, pero todavía lejos de limpiar por completo ese mueble pendiente.


Antes de seguir con las restantes del penúltimo mueble, otra sesión de figuras que van directo a sus cajas originales.


Gouraisenpuujin, salvo unas piezas que deben estar en algún recipiente de accesorios bajo el escritorio, ya de nuevo en su caja. Guardarla me hizo recordar lo mucho que me gustó este set, antes y después de transformarlo por primera vez.


Scouting Force X, la que hasta este momento es mi thirdie favorita, de vuelta a su pequeño y modesto empaque. No sin antes claro, haber jugado con ella en varias ocasiones durante todo este proceso.


Las cajas de los Insecticons Causality dentro de una de las cajas grandes. Eso y muchas cajas desarmadas de Braves. Esas se quedarán así, pues la mayoría de esos Braves ya duermen en su respectivo contenedor.


Mi fiel compañero durante toda esta travesía.


Nada más irónico que ver un episodio de Hoarders mientras tengo mi casa hecha un caos.


Preparando más líderes para otro contenedor exclusivo para Primes. Pero primero, la sesión de limpieza obligada.


El primer Prime de mi Colección. Todavía funcionando después de 9 años, casi 10, de llegar a mis manos. Todo lo que ha cambiado desde ese domingo de 2008 que fui a recogerlo.


Este Primal recibió los golpes de varias cajas que cayeron desde la bodega superior. Por fortuna, está hecho con el legendario plástico Beast Wars. Sin rasguños.

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Día 17

Aunque el plan era enfocarme en uno de los muebles, llegó el momento de guardar las dos repisas superiores restantes, las de los Primes.


Los últimos líderes esperando su turno. Varias de ellas no han sido movidas desde el incidente.


Los accesorios perdidos de Victory Saber G1 estaban en la parte baja del mueble y entre algunas cajas. Uno línea de texto menos a la lista de faltantes.


Optimus Prime Clear RID quien, por suerte, cayó pero no fuera de la repisa.


Optimal Optimus también recibió el golpe de varias cajas, pero igual, sin consecuencias.


Este Prime Energon McDonald's mexicano sufrió el terrible golpe de la caja de un Xbox 360 con todo y consola dentro. Hubo daño, pero no fue fatal.

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Día 18

El último esfuerzo para desarmar el penúltimo de los muebles estaba muy cerca. Tal vez no iba a conseguir guardar todas las figuras de sus repisas, pero sí las suficientes como para desarmarlo y obtener ese espacio para acomodar todos los nuevos contenedores que llené durante las últimas semanas.


Ya con los accesorios perdidos en mi poder, era momento de guardar a Victory Saber G1 en su contenedor temporal. Así será hasta que pueda alcanzar el lugar en donde tengo su caja original.


La repisa más alta del último mueble ya sin figuras, pero con la caja de una gran figura esperando.


La parte inferior del penúltimo mueble. Hora de limpiar y guardar a Brave Max después de todo este tiempo que pasó exhibido.


En su caja original tal y como se veía el día que llegó a la Colección.


La última vez que tuve esa caja en mis manos, todavía no tenía todas las figuras de la imagen. Ahora, no sólo las tengo, también estoy muy cerca de completar los catálogos RID/Car Robots. Tantas cosas han cambiado desde esa vez que vi esta imagen aquella vez.


Al desarmar el penúltimo mueble, 9 contenedores tuvieron espacio. Esto abriría muchas posibilidades para maniobrar y terminar el resto del proceso en el futuro.


Cajas medianas y chicas sobre los contenedores. Mucho más seguras y acomodadas para evitar amontonamientos peligrosos.


Así luce La Bóveda ahora. Aunque pareciera todo en desorden, es un cambio radical a la situación previa, y ni hablar del estado tras el incidente. Hay mucho espacio para acomodar lo pendiente y, sobre todo, para dar ese último esfuerzo el siguiente día que toque hacerlo y continuar almacenando las figuras que quedaron sueltas en el librero principal, el escritorio y el último mueble.

Pero ese día no ha llegado. Después del último acomodo a principios del pasado mes de noviembre terminé exhausto. Fue una rutina demasiado desgastante que me dejó anímica y físicamente agotado. Esos días que dediqué completamente a restaurar mi Colección fueron una prueba dura que requirió mucho tiempo y esfuerzo. Logré rescatar a todas mis figuras del peligro inminente y dejarlas seguras o en una posición de relativa seguridad tras todos esos días de arduo trabajo en los que quise olvidar todo y renunciar en muchas ocasiones.

Sí, ese día todavía no llega, pero llegará eventualmente.

Han pasado tres meses desde aquel martes de septiembre. Fue muy difícil relatar todo esto y experimenté muchas sensaciones mientras escribía. Hay por lo menos una docena de razones por las cuales al final decidí hacerlo, pero probablemente hay dos principales y la primera de ellas fue porque sabía que al final, me sentiría mejor haciendo este ejercicio de catarsis que optar por la alternativa e intentar olvidar todo.

Hubo bajas, sí. Mi Primus Cybertron, la primer figura de mi Colección que compré durante un viaje al extranjero, se partió por la cintura. Mi Megatron Transmetals sufrió daño grave en un brazo al caer desde una de las repisas más altas del librero principal. Varias figuras fueron golpeadas por cajas pesadas o maltratadas en su camino hacia el suelo.

Pero también, un Fortress Maximus G1 salió ileso de una aparatosa caída, al igual que un Wheeljack G1 que navegó más de 4 metros desde su repisa hasta el suelo sin sufrir daños. Un Liokaiser G1 no tuvo daños al caer sobre la oleada plástica y un Victory Saber G1 fue salvado, paradójicamente, por la misma avalancha de cajas que propició otros desastres.

A pesar de que el número de figuras que salieron dañadas es ínfimo si lo comparamos con aquellas que no, es motivo de tristeza lo sucedido entre las buenas noticias. La dualidad de la perspectiva.

Fue muy difícil para mí aceptar el hecho de que mi Colección ya no estaría exhibida como lo estuvo desde el inicio. Fue complicado asimilar el hecho de que mis robots estarían ahora guardados y lo que alguna vez fue una habitación dedicada a mostrar robots transformables, ahora será una bodega durante tiempo indefinido. Fue duro aceptar el hecho de que mi Colección ya no sería la misma desde aquel día de septiembre.

Es probable que algún día, alguien que llegue a leer esta entrada compare lo que vivió y lo que perdió, y tal vez piense que cambiaría mil veces lo que aquí relaté por lo que atravesó. Tal vez cambiarían sin titubear mi experiencia por la suya. Tal vez desearán sólo haberse enfrentado a un par de daños materiales en cosas sin importancia y no a lo que en realidad vivieron desde entonces. Y ese deseo es válido.

La segunda razón por la cual documenté todo esto, tal vez la más importante de todas, es que pasé varios días completos tras el 19S arreglando, reparando, limpiando y almacenando mi Colección. Me enojé, frustré, entristecí y sonreí durante todos esos días que dediqué a este proceso. Durante todos esos días, tuve la oportunidad de transformar cientos de figuras. Me reencontré con piezas que adquirí hace años y pude jugar con otras que tenía algo olvidadas. Después de algunas semanas, por fin pude abrir las 6 cajas que estaban programadas para llegar aquella semana de septiembre.

Tuve la oportunidad de tomar estas fotos para documentar toda la experiencia. Tuve la oportunidad de sentir tristeza por lo que se dañó, alivio por lo que no y emoción al abrir las figuras nuevas que llegaron. Pude sentir todo eso.

Tuve la oportunidad de utilizar todas estas líneas para contar mi historia. Tuve mucha suerte.

Sigamos contando nuestras historias, sin importar lo difíciles, deprimentes, superficiales o idiotas que parezcan. Hagámoslo cuando todo pareciera estar en nuestra contra, cuando estemos hartos, cuando queramos renunciar y olvidar todo. Contemos nuestras historias porque queremos, pero sobre todo, hagámoslo porque podemos. Nunca debemos olvidar que hay quienes, tristemente, jamás tendrán una nueva oportunidad de contar las suyas.

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