30 de abril de 2015

Idea Suelta: Dakara, el mejor juego de mesa


"Hasta los peores noviazgos dejan algo positivo". Esta es un frase de un hombre muy sabio. Muy alcohólico, pero sabio. Este pedazo de conocimiento siempre viene a mi mente cuando pienso en el tema que estoy a punto de abordar. Y es que la única cosa buena que me dejó una terrible relación con una novia preparatoriana fue justamente el Dakara.

Conocí el juego durante el verano de 1995. Fue en casa de unos parientes de la antes mencionada. Éramos cuatro tipos sin algo mejor que hacer un día durante las vacaciones. "¿Jugamos Dakara?", preguntaron los anfitriones fans del juego. Mi entonces pareja también resultó fanática del asunto. "Te va a encantar, es lo mejor", no paraban de decir. Mi actitud mamona se mostraba escéptica. Para ser honestos, en ese entonces no tenía un "juego de mesa favorito". Había jugado de todo, pero nada que me hiciera otorgar ese título de manera categórica.

5 minutos de juego después, ya estaba enganchado. Tal vez ayudó un poco que el entorno en ese momento era en extremo competitivo. Ellos no perdonaban, mi pareja tampoco y yo, menos. Todos queríamos ganar. Tres horas de juego después, gané. Pero no sólo eso, estuve muy cerca de romper la marca histórica que ellos tenían registrada en la tapa de la caja del juego. Era un hecho: ya era fan del Dakara.

Toda la semana siguiente, le hablé a todo el mundo de aquel juego que acababa de conocer. Poca gente con quien hablaba de él lo conocía y nadie en mis círculos cercanos lo tenía. Era una pena. Muchas veces estuve a punto de comprarlo, pero no lo hice porque en mi escala de prioridades, siempre ganaban los videojuegos, los cómics o las tarjetas coleccionables.

Varios meses después, cuando aquella relación había terminado y me ocupaba de otros asuntos (un viaje a PeriCoapa para adquirir videojuegos, cómics y tarjetas coleccionables), recordé el adictivo juego. Sacrifiqué el dinero que llevaba para mi misión y en el entonces Aurrerá de Miramontes, por fin lo compré. Su precio, 80 y tantos pesos. Tenía descuento y sólo quedaban dos.

Después, se convirtió en un asiduo de reuniones con amigos y tardes con la familia. Mi Dakara estuvo alrededor de 5 años en casa aproximadamente, hasta que un día, se lo presté a un amigo (cuya familia era adicta a ese juego, gracias a mí) y nunca lo devolvió. Nota mental con respaldo en blog: nunca jamás volver a prestar un juego de mesa.

Y ya, esa es la historia. Así pasaron casi 10 años sin pensar de nuevo en el juego de la caja verde. Eso hasta que un día, durante una conversación con Red, salió la pregunta: "¿alguna vez jugaste Dakara?". Y desde el 2010 inició una búsqueda intermitente por conseguir una copia del juego. Búsqueda infructosa, sobra decir. Un dealer de videojuegos (quien también vende juegos de mesa) me colocó en una "lista de espera", en la cual había quiensabecuantaspersonas interesadas. "Ese juego ahora se cotiza muy alto porque ya no se edita", decía una de las justificaciones. Me sonó a "voy a ver quien me ofrece más y se lo vendo". Fue así como aborté la misión

Cuando lo llegué a ubicar muchas veces en Mercado Libre, estaba en estados muy lamentables: tablero roto, incompleto, sin caja o con manchas de comida. Durante cinco largos años, dedicaba mis ratos de búsqueda libres dentro del plástico transformable para intentar recuperar el Dakara. A finales del año pasado, una inusual oleada del juego llegó a eBay. Deadstock, supongo, pues la gran mayoría eran nuevos. El asunto es que muchos vendedores no enviaban a México y muchos otros sólo lo hacían mediante el nefasto Global Shipping Program, el cual carga impuestos aunque el producto no supere la cantidad límite.

A finales de enero, apareció un vendedor que tenía una edición norteamericana NUEVA del juego, al insuperable precio de 50 dólares. Y sí, es la que pueden ver en la imagen abridora de esta entrada. Un esperado regalito que me di con motivo de mi cumpleaños el pasado mes de febrero. ¡Por fin!

Una semana más tarde después de recibirlo, en un tianguis de chácharas...

Ajá, un Dakara, edición mexicana, justo como el que tuve. 95% completo. Pinche timing, ¿no? Entonces...

Ahora tengo DOS Dakaras, en diferentes versiones, cuando hace un par de meses sufrí por tener uno. La suerte y la paciencia del Buda™ aplican para todo, queda claro.

En un inicio, dudé mucho acerca de conservar ambas ediciones. Después de todo, aunque aquella que encontré en el tianguis no estaba completa, sí tenía todo lo suficiente como para jugarlo sin problemas, dejándome un Dakara MIB para vendérselo a algún fanático de culto del juego de mesa. Por otro lado, también podría conservar el nuevo y vender el viejo a una cantidad interesante (más acerca de eso, abajo).

Después pensé, "si vuelvo a perderlo, ¿no sería conveniente conservarlo como backup?". Cuando le daba vueltas a esa idea, llegó una todavía mejor. El juego acepta un límite mínimo de 2 jugadores y uno máximo de 6. Si tengo dos versiones del juego podría elevar el máximo a 12. ¡BOOM! Sólo de imaginar las posibilidades de una sesión así, eliminaron por completo la idea de vender alguno de ellos. Ahora que tenía dos juegos, el potencial de diversión se multiplicó. Eso fue hasta que vi con detenimiento la parte trasera de las cajas, aparentemente similares.

Evidentemente, el idioma es la primera diferencia (esperada) entre las ediciones. En la foto de arriba pueden ver la charola del banco de la versión nacional. Con espacio para las seis denominaciones de billetes, las tarjetas doradas y los pases de abordar, además de un pequeño hueco para las fichas, peones y el dado utilizado en el juego.

Aquí está un acercamiento al equivalente en la edición norteamericana. Ésta incluye un segundo tablero en vez del contenedor de plástico de la edición nacional. Aunque la solución de los gringos fue más elegante para darle su espacio al banco del juego, la solución mexicana resulta más práctica. Pero, además de eso, los observadores ya habrán notado ahora la gran diferencia entre ediciones: la norteamericana tiene dos denominaciones más de billetes. "¿Y? Entre más billetes, más diversión, ¿no?", dirá el distraído. Pues no, esto sólo es señal de una diferencia mucho más radical...

El Dakara mexicano incluye un total de 30 millones en billetes de 6 denominaciones, mientras que el estadounidense incluye sólo 3 millones en 8 denominaciones. Por la época en la cual salió el juego —finales de los 80—, no es extraño pensar que para hacerlo más afín al público objetivo (y ahorrar costos de impresión), quienes compraron la licencia francesa del juego original optaron por un conteo más similar a nuestra moneda de aquel entonces. Y recuerden que se manejaban muchos ceros y cantidades millonarias.

El ejemplo más claro de esta diferencia de capital son los montos en las casilllas, como la de la imagen anterior. La casilla gringa "Cobra 500 y vuela a donde quieras"...


...se convierte en "Cobra 5,000 y vuela a donde quieras" en la mexicana. La proporción en la paga/ganancia de la versión mexicana es de 10 a 1 siempre. Esto de entrada, significa que no será posible utilizar los tableros/tarjetas/dinero de manera indistinta. Tal vez sí es posible utilizar la cantidad de billetes 10 veces superior del Dakara mexicano en la edición gringa (aunque esto representaría un problema para pagar las denominaciones más bajas). Y, definitivamente, utilizar la papelería gringa en la edición nacional no aplica, pues el dinero se terminaría muy rápido. Ya tengo pensadas un par de soluciones para integrar los dos juegos y volverlos una experiencia homogénea.

Y a todo esto, ¿de qué coños trata el Dakara? ¿Cómo es posible que un tablero tan simple, billetes ficticios y un montón de tarjetas resulten en el mejor juego de mesa de la historia? Eso es lo que vuelve al Dakara tan atractivo y adictivo: su simpleza. La premisa es apostar y volverte el jugador con más dinero, mientras visitas exóticos lugares alrededor del mundo. Es como Monopoly (o Turista, para nuestros amigos que sólo ven TV abierta) sin todo lo que vuelve complicado y tedioso al juego.

"Es lo que harían los magnates del Monopoly cuando están de vacaciones", fue la definición con la que alguna vez describí al juego, en el cual la suerte ayuda, pero la probabilidad y estadística te ayudarán a conseguir la victoria. Durante el tiempo que estuvo en casa, logré imponer una marca que superó a aquella cantidad de los anfitriones que me presentaron el juego. Desde entonces, la tradición de marcar con pluma el interior de la caja para actualizar el record, mantenía al juego vivo y, en ocasiones, lo volvimos más interesante al apostar dinero real (en proporciones terrenales, claro) a fin de armar una suma que se llevaría el ganador.

Si tienen la oportunidad de adquirirlo, háganlo. Si conocen a alguien que lo tenga, pídanlo prestado (a mí no, obvio). Ya me contarán si les pareció genial o no. Y si lo van a comprar, no paguen las cantidades exorbitantes que piden en sitios como Mercado Libre. Aquí, regularmente va un extenso "¡Ja ja ja...!" ante el precio demente que piden algunas personas por sus productos. No haré eso esta vez. Pero por si necesitan un parámetro para saber si pagan lo justo, les diré que el Dakara usado, 95% completo, con el tablero en excelente estado, un par de fichas perdidas (reemplazables) y alrededor de 15 billetes faltantes (sustituibles), me costó 200 pesos.

Sí es el mejor juego de mesa que conozco, pero nunca pagaría una cifra de cuatro dígitos por él. Hay niveles de locura, chavos.

Ahora, como ha sucedido con muchas cosas que se mantienen vivas más por las nostalgia que por su valor real, tengo un poco de miedo de jugarlo y que no resulte tan divertido como lo fue cuando era adolescente. Red muere por jugar, en gran medida, por todas las anécdotas que le he platicado acerca de él. Creo que la disposición y el core del juego son lo suficientemente buenos como para resistir y convencer a las generaciones devotas del Beer Pong y Rock Band en las reuniones. Así de bueno es Dakara.

Me encuentro en la búsqueda de cuatro sujetos que quieran divertirse durante un par de horas. Ya les contaré si el juego envejeció bien o no.

Este fue otro regalo que, como comenté, me di en mi pasado cumpleaños. Pero como no tiene nada que ver con Transformers, no entrará en el conteo oficial.

Y para que ésta entrada tenga que ver con Transformers, aquí va la siguiente imagen...

Los dejo para terminar de darle una ordenadita a La Bóveda y disfrutar Age of Ultron en IMAX 3D al rato. A ver cuántas veces termino viendo esta película en cine.

Feliz día del niño que recupera juegos de mesa increíbles de la adolescencia.

(¿?)

:)
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23 de abril de 2015

Visita cumpleañera al ToyFest (que todavía es ToyFest)

Ya habían pasado un par de semanas desde mi cumpleaños cuando se llevó a cabo la más reciente edición del ToyFest. Por motivos laborales, no había tenido la oportunidad de darme un último "regalito cumpleañero". Fue entonces que el pasado 1 de marzo asistí a la nueva sede del evento, la cual no había tenido oportunidad de visitar y me fue bastante bien. De entrada, encontré lo que aparece en la foto: mi último regalo de cumpleaños de 2015, que en realidad, se trató del penúltimo en llegar.

Transformers Suitcase G1 es un pequeño maletín infantil que estuvo disponible en 1985, un año después de que los primeros Transformers llegaran a las tiendas. Tras el éxito de la serie animada y la línea de juguetes, Hasbro comenzó a conceder licencias para que otros fabricantes inundaran las tiendas con merchandising. Y uno de los productos de esa primera oleada con licencia oficial que fue vendido en aquella época fue este maletín. Pedazo de historia, chavos.

Optimus Prime con full faceplate adorna el lado frontal del maletín. El otro sólo tiene el recuadro con el logo de The Transformers.

Un completísimo sistema de seguridad mantenía a salvo el contenido del maletín. Los ochenta eran tiempos de mucha inseguridad...

¡Listo!

Imaginings 3 es la compañía que obtuvo la licencia de Hasbro. Así como este maletín, ellos también fabricaron mochilas, carteras y gorras para muchas otras series exitosas, como Cabbage Patch Kids, TMNT y hasta ALF.

Así luce el interior, lleno de espacio para figuras y accesorios. Claro, también hay lugar para algunos útiles escolares. Unos cintillos de plástico con hebilla mantienen todo en su lugar.

La clásica división para las tareas. O para los cómics si empezaron a temprana edad, como un servidor.

El maletín, como pueden ver, estaba en excelente estado para ser un producto con 30 años de antigüedad. El único detalle digno de mención son estas marcas de polvo y cochambre en el fondo. Nada que un trapazo no pueda quitar. Se agradece que no tenga rastros de cajeta y queso Filadelfia. Otro día les cuento esa historia.

¡Y cabe un Optimus Prime G1!

El maletín vintage no fue lo único que encontré en aquella ocasión. Sureshot, el Targetmaster G1 con su compañero Spoilsport (#2,275 y #2,276). Una figura que hubiese ayudado a avanzar un objetivo del año pasado llegó así, sin buscarla. A estas alturas, creo que ya debería saber que esto nunca resulta una novedad.

Fizzle y Sizzle (#2,277 y #2,278), dos de los tres Sparkabots G1 que estuvieron disponibles durante 1988. La idea de estos sujetos es activar su motor de fricción...

...¡para obtener pirotécnia en su parte trasera! Ambos, por fortuna, todavía funcionan, aunque es más sencillo obtener las chispas de Sizzle que de Fizzle.

Override G1 (#2,279), uno de los tres Triggerbots que también estuvieron disponibles durante 1988. Como su nombre lo indica, un mecanismo activa su armamento para aparecer, tanto en modo motocicleta, como en modo robot.

También encontré a Windbreaker G2 (#2,280), el único robot de aquel día que no pertenece a la primera generación. Y aunque Windbreaker traía su arma, le hacía falta el sticker de una de sus luces delanteras.

Y para terminar, una figura mágica que me hizo dudar de mi cordura: Shockwave Actionmaster G1. Claro, como pueden ver, no se trata del Shockwave Actionmaster regular en colores G1, sino de la rarísima variante gris que utiliza los colores del Shackwave original a manera de homenaje.

Esta pieza es sumamente rara, al punto de que aparece una vez en eBay cada 6 o 7 años, alcanzando cantidades de dinero en subastas que superan los cientos de dólares. ¿Cómo supe que es original? Bueno pues trae el datestamp que la acredita como figura original de Hasbro, hecha en Macau en 1989. Y la conseguí por 50 pesos. Increíble ¿no?

Todo esto sería fantástico de no ser por un pequeño detalle: La versión Shackwave del Shockwave Action Master NUNCA existió.

El siguiente video lo explica todo:



Por alguna mágica razón (o tal vez por la exposición prolongada de la figura a la luz solar), mi Shockwave AM cambia de color drásticamente al exponerlo a fuentes de luz diferentes. Cuando recién la compré -y durante básicamente todo el día- juré que tenía una versión gris del personaje. Cuando no la encontré en ninguna de las bases de datos, juré que tenía una figura rarísima. Cuando llegué a casa aquel domingo por la noche, creí que me estaba volviendo loco al verla completamente de color morado.

Recordar la anécdota todavía me hace soltar carcajadas XD

Ahora, el ToyFest...

Ya comenté en el pasado cómo conocí este evento incluso antes de que se llamara como se le conoce ahora. Vi su evolución de un grupo pequeño de expositores en el patio de una bodega a una expo con cosplayers que bailan canciones ininteligibles. En la última edición de este evento, pude ver cómo algunos de los expositores originales cedieron su lugar a otros "nuevos". Esto es bueno, ¿no? Nuevo siempre es bueno. Pues, no tanto.

Verán, la onda con el ToyFest es que hasta hace un par de ediciones, mantenía esa vibra indie que lo hacía un lugar muy interesante, sobre todo para los coleccionistas chachareros como un servidor. Aquellos que buscamos figuras usadas, raras e inusuales, hemos encontrado buenas piezas en nuestras visitas constantes a este evento.

El asunto es que, a medida que el ToyFest ha crecido, lo ha hecho también la cuota de admisión para los expositores. Esto lo sé porque en el Tiangeeks me tocó escuchar la conversación entre un cliente y un ex expositor de dicha expo. Él comentó como él y otros vendedores habían participado en el evento desde el inicio y les tocó vivir lo mismo que a mí, pero desde el punto de vista de los vendedores: el crecimiento del ToyFest, supuestamente para bien.

Ese crecimiento trajo consigo un par de cambios de sede (el ToyFest se ha realizado en tres lugares diferentes hasta donde tengo memoria) y con ello, un aumento en la tarifa, pues los recintos utilizados cada vez son más grandes. Este incremento, lamentablemente, ha dejado fuera a varios vendedores cuyo grueso de productos son los juguetes usados, pues no todos necesariamente tienen el dinero (o los productos) para cubrir un gasto tan elevado. Esto ha provocado que ellos dejen de asistir y lleguen otros vendedores con productos nuevos que venden piezas que comienzan en los 500 o 600 pesos, hasta llegar a los 10 mil o 15 mil. No hay lugar para los chachareros.

Entiendo perfecto que hay gente que compra muchos juguetes nuevos -yo también lo hago-, pero a todos los vendedores con ese tipo de productos (o por lo menos a la mayoría) los encuentras en los sitios habituales, como la Friki Plaza o Mercado Libre. A los chachareros, pues no.

Lo atractivo del ToyFest son anécdotas de adquisiciones justo como las que mostré en esta entrada, o en ésta, o en ésta otra. Cuando se llene de expositores que sólo venden cosas nuevas a precios exorbitantes (como sucede con La Mole, La TNT o similares), el ToyFest perderá completamente aquello que lo volvía único.

A veces, los coleccionistas y fanáticos queremos todo bien fácil en las expos: no deseamos pagar cuota de admisión, esperamos que nuestras figuras cuesten 100 pesos y nos molestamos si no encontramos alguna pieza de nuestro agrado (aunque haya 100 expositores con 10,000 objetos a la venta). En este caso que expongo, creo que no hay incongruencia. Mi preocupación tiene fundamentos.

Me da gusto que le vaya bien al ToyFest y esto anime a otros vendedores a organizarse y crear eventos mensuales similares, como el Toy En Revolución. También sé que todo es negocio y alguien tiene que ganar dinero para mantener este asunto vivo. Pero no me gustaría ver que el ToyFest se transforme en "una expo más", en la que se termine cobrando 150 pesos para ver a los mismos expositores de siempre, que venden sus productos como si la gente no conociera Internet.

Por lo pronto, doy gracias que el ToyFest se mantenga todavía, pues me permitió encontrar todas estas adquisiciones en las cuales gasté menos del equivalente a 70 dólares. Además...

Nunca se tienen demasiados Shockwaves.

El Transformers Suitcase G1 fue el sexto regalo que llegó a la Colección con motivo de mi cumpleaños en 2015. Resta mostrar uno.
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15 de abril de 2015

Comenzamos con Combiner Wars, un Xtra y un mini rant

El quinto regalo cumpleañero que llegó a la Colección (que en realidad se trató del último en llegar) fue cortesía de Red y es mi entrada oficial a la que probablemente sea la línea más popular de Hasbro este año: Combiner Wars.

CW surge como la actualización en turno a la exitosa, idolatrada y mainstream línea paralela secundaria Generations, la cual cumple 5 años de vida en 2015. Como su nombre lo indica, el fuerte serán las combinaciones, aunque no todas las figuras que han aparecido (o aparecerán) se fusionan con otras. Hasta el momento, las únicas figuras con la habilidad de combinarse son aquellas entre los tamaños Deluxe y Voyager, aunque hay algunas Legends que sirven como complementos para los Gestalts.

Estas son las dos figuras del primer wave Voyager: Optimus Prime y Silverbolt (#2,269 y #2,270). Las figuras de este tamaño sirven como núcleos de los Combiners. Hasta el momento, hay cuatro "homenajes" a Combiners G1 en puerta y dos "originales" creados para la línea.

El molde de Optimus Prime no es malo, de hecho se ve bastante bien, al retomar el viejo formato de camión chato estilo G1. Hasta el momento, este Prime es la única figura del personaje planeada para la línea. Hay un Ultra Magnus Leader bastante chingón que aparecerá más adelante. Sería un detallazo que se hiciera un retool de aquella figura para crear un Prime Leader. Just sayin'.

El primer wave Deluxe —o una de las mejores y más innecesarias estrategias de venta en la historia de Hasbro— está compuesto por estas cuatro figuras: Dragstrip, Alpha Bravo, Skydive y Firefly (#2,271 a #2,274). El ardid es muy simple: muy al estilo de lo que sucedió con Scramble City, estos Deluxes están diseñados para formar alguna de las extremidades de, prácticamente, cualquier Combiner de la línea. La brillante villanía por parte de Hasbro fue no lanzar a los equipos completos en las dos primeras oleadas. En vez de eso, cambió a uno de los integrantes del primer cuarteto de extremidades por otro del siguiente equipo. Entonces, aunque compres todo el wave, no tienes a ningún Combiner 100% completo. A pesar de ello, sí resulta posible armar un armatoste custom mientras esperas a los miembros oficiales de cada equipo. Así, terminas comprando las oleadas completas por pinche desesperación de ver a un Combiner entero. Simple, ¿no?

En el caso de Superion, el primer Combiner homenaje, están todos los miembros del equipo excepto Air Raid, quien fue sustituido por Dragstrip, que a su vez es el primer elemento de Menasor y que aparecerá completo en el wave 2. Afortunadamente, esto se ajustará con la tercera oleada de figuras, con la llegada de Defensor. Pero bueno, a esas alturas, ya todos serán adictos. Como si toda esta complicación fuera necesaria para mantener la atención del fan promedio o los GenLovers. Pffft.

El primer Combiner original de la línea es Ultra Prime, que está formado por el Optimus antes mostrado y... básicamente todo el primer wave Deluxe. Sí, no tiene ningún sentido. Bueno, por lo menos se agradece la posibilidad de que Optimus pueda fusionarse con algo en esta línea.

(sigh)

Otro obsequio cumpleañero que recibí, éste por cortesía de mi hermano, fueron estas dos figuras de la línea NXEdge Style, de Bandai. Éstas son relativamente recientes, pues aparecieron a finales del año pasado y toman como base los modelos super deformed de robots gigantes que aparecen en juegos como Super Robot Wars. Strike Freedom Gundam y Mazinkaiser son los dos primeros miembros de esta línea, de la cual ya hay media docena de personajes, entre unos ya disponibles y otros planeados para el corto plazo. La caja de arriba es un set especial de alas para el Gundam.

Las figuras cuentan con muchos puntos de articulación y varios accesorios, así como una base para colocarlos en todas las posiciones heróicas que se te ocurran. Sólo he jugado un poco con el Mazinkaiser, pero tan pronto arregle el desmadre que tengo en la oficina, planeo llevármelos junto con todos los últimos regalos que he recibido cortesía de mi hermano. Gracias, chaval.

La cuarta figura de esta línea es el poderosísimo GaoGaiGar, de la serie Brave, y es probablemente el único de todos los NXEdge Style restantes que me gustaría adquirir. Al ser figuras que no se transforman, pasan por debajo de mi radar.

Y aquí comienza el rant:

Creo que sí le entraré de lleno a Combiner Wars (¿y quién no?), aunque después de todo el barullo que causó el anuncio de la línea el año pasado, estoy un poco decepcionado con el formato y la complejidad de las figuras. Ya van 30 años de Transformers y, OTRA VEZ, se retoman las ideas modulares limbformers de G1. Sí, entiendo la justificación aquella de que las nuevas generaciones no conocieron a los Combiners G1 y hay muchos fans latentes que ven con buenos ojos los robots combinables que aparecerán este año. Pero, ¿y el resto de nosotros que nos hemos tenido que aventar casi 30 años del mismo tipo de fusiones?

No quiero decir que Hasbro y Takara no hayan tenido momentos de genialidad combiner en 30 años; recuerdo con profundo fanatismo y admiración las fusiones de RID, Armada o Energon. Incluso aquellos intentos hechos durante Beast Wars con Magna Boss y Tripredacus fueron un respiro de creatividad ante la gastada fórmula de "cada robot es una extremidad". Vamos, Takara demostró con Triple Combination Transformers Go! en 2013 y 2014 que era posible lanzar Combiners alejados de la añeja receta clásica.

Los puristas argumentarán que si se trata de "homenajes" se debe respetar la cantidad de miembros del equipo y la idea central de las transformaciones. En lo personal, ya estoy un poco hasta la madre de purismo. ¡Ya llevamos 25 años de eso! Siempre digo lo mucho que me agrada cuando Hasbro y Takara salen del molde para darle a Optimus un modo alterno diferente al de un camión, o cuando se intentan cosas nuevas, aunque no siempre sean exitosas. La intención de innovar es lo que vale. Caer en la zona segura para darle gusto a todos esos que siempre buscan lo mismo, con el pretexto de mantenerse "fieles" a la idea original, es muy  decepcionante.

A medida que pasa el tiempo, me convenzo más y más de que la cúspide creativa de los robots combinables la alcanzó Takara durante la década de 1990 con los Brave. Lo que llegó en años posteriores, fueron sólo ecos de aquellas maravillas robóticas.

Es 2015 y repetiremos la fórmula de hace exactamente 30 años: Devastator será la figura estelar de esta línea de robots transformables. La gran diferencia es que, en aquella ocasión, se trataba de algo nunca antes visto en nuestro continente. Ahora, es una idea reciclada a lo largo de tres décadas. Y las que faltan...


Estos seis Transformers fueron el quinto regalo que llegó a la Colección con motivo de mi cumpleaños en 2015. Resta mostrar 2.


Objetivo: Alcanzar mis primeros 200 Optimus Primes.

Optimus Prime Voyager Combiner Wars Generations es mi Prime #190.

Restan 9 Optimus para cumplir el objetivo.


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9 de abril de 2015

Tomica Earth Commander

Mucho antes de la publicitada fusión en 2006 con su compañía rival Takara, Tomy gozó de una enorme popularidad gracias a líneas de juguetes que tuvieron éxito en oriente y también en nuestro continente. De entrada, en este blog he mencionado varias de ellas que, a pesar de no tener el alcance de otras líneas de robots con mayor reconocimiento, sí generaron fanatismo de culto. Starriors, Tribots y Eldran son probablemente las tres que más he mencionado por aquí, gracias a su evidente atractivo robótico. Pero hay una línea interesante que no tenía el gusto de conocer hasta hace algunas semanas.

Tomica es una de las líneas de juguetes estelares de Tomy —y también es una de las más longevas, pues data de 1970—. Es la competencia nipona a los pequeños autos die cast onda Hot Wheels y Matchbox. Durante poco más de 40 años, Tomy ha comercializado reproducciones a escala de vehículos famosos (principalmente, japoneses) que han tenido sublíneas paralelas cuyo centro son los carritos de juguete. Earth Commander fue una de esas sublíneas y estuvo disponible a principios de la década de 1990, justo antes de la serie Eldran. Contó con una serie animada y, como ya vieron en las imágenes, una línea de vehículos transformables enormes.

Y ya, eso es todo lo que encontré acerca de Earth Commander. La poca información me lleva a pensar que esta línea no fue muy popular, a pesar de sentar las bases para lo que, casi dos décadas más tarde, sería Tomica Hero: Rescue Force, una serie live action muy al estilo Sentai. El core de la línea Earth Commander eran los pequeños vehículos die cast, los cuales fueron vendidos de manera individual o en paquetes de tres o hasta 5. Además de ellos, también estuvieron disponibles los vehículos de mayor tamaño como los que ven aquí. Este vehículo que combina un jet y una nave espacial recibe el nombre de Earth Shuttle EM–01.

El Land Rescue EM–02 es una van gigante que transporta varios vehículos Earth Commander. Un dato curioso es que ninguno de los vehículos/sets de juego grandes de esta línea incluía algún carrito pequeño. Todo esos que ven en el arte de la caja se vendían por separado.

Este vehículo cuenta con sonidos y luces electrónicas, además de tener la habilidad de fusionarse con Earth Shuttle EM–01 para formar a EL–01, un set de juego que tiene 7 configuraciones diferentes. Me imagino que, dentro de la serie, el equipo de chicos buenos utilizaba las diferentes transformaciones de acuerdo al problema que enfrentaban.

EM–01 y EM–02 estuvieron disponibles de manera individual, tal y como los muestro aquí, pero además, también existió un set combo con ambos vehículos en una misma caja. Ese combo, por lo que investigué, no ofrecía ninguna ventaja adicional. Típico de los sets japoneses Sentai.

El tercer vehículo que conseguí, es en realidad, la joya de esta corona: EL–03 (#2,268) es un auto gigante de 8 ruedas con compartimentos para 6 vehículos pequeños. Y como podrán apreciar en la caja, este auto se convierte en un robot de 37 cm de altura. Su tamaño y masa superan al Optimus Prime Ultimate Class de Beast Hunters, por poner un ejemplo terrenal. Y el plástico utilizado es casi el mismo de las figuras Eldran, muy similar al visto en las últimas líneas G1.

La parte trasera de la caja no ofrece mayores detalles que la frontal. En cuanto a la transformación, no es nada complicada en los tres vehículos, como pueden imaginarse. La lógica indica que la 'M' en los dos vehículos previos y la 'L' en éste, se refieren al tamaño de cada juguete. De ser así, el vehículo/set que me falta tiene la denominación EL–02. Más detalles acerca de eso, adelante.

Los espacios para vehículos en EL–03 son más grandes que en los otros dos vehículos. Por las fotos, me imagino que las dimensiones de los vehículos pequeños que van con el set no son del todo similares al resto. Utilicé un par de Spy Changers RID para mostrar el punto. Y aunque los Transformers son claramente de menor tamaño a los vehículos Tomica, se adaptan bastante bien a las funciones de los sets, como en esta lanzadera con catapulta que se ve al frente del EL–03.

Conseguí a EM–01 y EL–03 a mediados del pasado febrero, en un tianguis de chácharas. Al principio, sólo pensaba comprar a EL–03, pues es el único de todos los sets que se transforma en robot, pero el vendedor me hizo una oferta que no pude rechazar y terminé comprando la pareja. En el mismo tianguis, pero en otro puesto, estaba EM–02. Me pareció bastante curioso que dos puestos diferentes tuvieran estas figuras, pues no se trata de una línea popular o reciente. Estoy casi seguro de que los tres formaron parte de la misma colección en algún momento de la historia.

Con todo y que las figuras tienen cerca de 25 años de edad, tanto los juguetes como las cajas están en un estado excelente. Todos tienen su contenedor de styrofoam, no tienen faltantes y venían con su respectivo instructivo. Y aunque EL–03 ya tenía aplicados sus stickers (y algunos de ellos ya no tienen tanto adhesivo), tanto EM–01 como EM–02 incluían su tira intacta de pegotes. De no ser porque las cajas estaban abiertas, cualquiera pudo haber pensado que se trataba de figuras nuevas.

¿Cuánto hubieran pagado ustedes por estos tres ejemplares de una oscura línea de juguetes japonesa en estas condiciones? Yo pagué 650 pesos por los tres (unos 40 dólares). Me encantaría decir que fue un buen trato, pero como nunca pude encontrar una venta en eBay de alguno de ellos para darme una idea del precio, no sé si pagué lo justo o no. Algo me dice que sí.

Como comenté arriba, además de la poca información aquí presentada, fotos borrosas de un catálogo Earth Commander, un episodio de la serie en YouTube, un par de ventas de los carritos Tomica EC y una venta por el combo EL–01 en Mercado Libre (que, cabe señalar, tiene un mayor precio que aquel que pagué por mis tres juguetes), no hay mucha información acerca de esta línea. Sé por el video de YouTube y por algunas fotos en el catálogo que existió un cuarto vehículo y se trata de una casa rodante que se transforma en una base con rampas y puentes. Al no tener un modo robótico, no entrará en mi lista de futuras adquisiciones, aunque si la llego a encontrar a precio decente, pues...

Pero un dato curioso que sí encontré es el siguiente: Tomica Hero: Rescue Force, la serie live action que tomó como base elementos de Earth Commander, salió al aire en 2008, dos años después de la fusión entre Takara y Tomy. Para su línea de juguetes, utilizó algunos moldes e ideas de una vieja serie de las arcas de Takara. Esa línea era Yuusha, mejor conocida como los asiduos a este espacio como la serie Brave. Pero esa, será una historia para otra futura entrada.

Los dejo con el video que encontré de la serie. Es un capítulo completo. Lo realmente interesante está casi al final, en el minuto 10:38. Quien lo subió agregó algunos comerciales de los juguetes. Enjoy.



Este trío de juguetes fue el cuarto regalo que adquirí con motivo de mi cumpleaños en 2015. Resta mostrar 3.

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1 de abril de 2015

Magnumtron

Ensueño utilizó como base para sus Transformables ochenteros figuras de los catálogos Bandai, particularmente de Machine Robo, la línea que dio nacimiento a los GoBots en América. Pero también tomó moldes de otras series un poco más oscuras como Orguss o, como en este caso, de su línea Godaikin.

Magnumtron (#2,267) es un remold/retool de Vavilos, la nave/arma/robot de la serie Space Sheriff Sheider. Ignoro si alguna vez pasaron este programa en mi país, pues se estrenó en 1984. Lo que sí sé es que esta serie fue retomada por Saban para crear VR Troopers, tras el éxito de los Power Rangers en nuestro continente. La caja original de Vavilos se veía más o menos así (la imagen es de dxrobo.com):


Ensueño tenía que posicionar la marca, así que decidieron ponerle su característico sello a los empaques de los Transformables. Magnumtron no fue la excepción...

Olviden los acentos inexistentes: "INVENSIBLE". Priceless.

En los costados, un detalle de los tres modos de Magnumtron. Ensueño no escatimaba al mostrar todas las posibilidades de sus juguetes...

...excepto en la parte trasera de la caja, como podrán apreciar.

El interior tampoco es muy elegante. Nada ostentoso, la figura y ya.

En la versión Godaikin, la modalidad pistola disparaba misiles. La versión Chabelo, no. Sin embargo, Ensueño utilizó una versión alterada del molde original. Así, Magnumtron impactaba a los niños de la época con su set de sonidos electrónicos y un motor bump 'n go. En la imagen la "Caja de Baterías de Magnumtron", que en realidad es la tapa. Ensueño, nunca cambies.

No he tenido oportunidad de probar a esta monstruosidad chupabaterías. Son necesarias 4 pilas AA y una de 9 voltios para hacer que Magnumtron funcione. Y aunque el interior del compartimento se ve bien...

...la tapa tiene un poco de óxido. Para mí, lo importante es la figura, aunque no niego que sería un gran detalle que el motor y el sistema de sonido todavía funcionaran.

Magnumtron fue un juguete bastante común cuando los Transformables de Ensueño estaban en su mejor momento. Recuerdo cómo un estante completo del Aurrerá de Nativitas tenía unos 6 o 7 de estos. Claro, al ser una figura de ese tamaño, su precio era bastante elevado en ese entonces. No conocí a alguien que la tuviera en aquella época. Con todo y que Ensueño, a diferencia de IGA, no utilizaba "los mejores materiales" para hacer sus robots, Magnumtron es una gran pieza. Y la caja es una joya.

Gracias a esta adquisición, tengo ya los tres Transformables más grandes del catálogo. Sólo restan un par de medianos y algunos moldes pequeños para completar la línea. Así, sin esfuerzo, han ido cayendo uno a uno. Sin prisa, con mucha paciencia.

Aprovecho también para comentar que el día de hoy, este simpatiquísimo blog cumple 7 años de vida. Dejó aquí la promesa de una entrada mucho más festiva al respecto en un futuro no muy lejano.

Este set fue el tercer regalo que adquirí con motivo de mi cumpleaños en 2015. Resta mostrar 4.
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