29 de octubre de 2008

Genesis 10:88

Hace 20 años, el Sega Genesis vio la luz del día en Japón. Bajita la mano, le acomodó un buen madrazo a la confiada comodidad de Nintendo que dormía entre los laureles de su NES y su decadente Seal of Quality. Los juegos en la consola de Sega tenían más color, mejor sonido e incluso existían juegos de Arcade que eran casi iguales a sus contrapartes tragamonedas (para los ojos de un escuincle ávido de entretenimiento, por supuesto). Recuerdo que mi primer contacto con esta consola fue en la entonces casa del Papadrinito en la forma de Altered Beast y Lakers vs Celtics. Era simplemente impresionante. Altered Beast y su 'Welcome to your doom!' eran casi iguales a las máquinitas, mientras que el juego de baloncesto emitía reportes estadísticos y repeticiones de jugadas de otros partidos en el medio tiempo (cuando lo más excitante en NES era ver las clavadas del Double Dribble). Entonces yo era un Nintendoide que buscaba un poco más, pero la consola era costosa y mis mesadas no eran suficientes...

Cuatro años más tarde, mi madre me obsequió el Sega Genesis. Costó 300 pesos (lo que costaría hoy una figura TF). Lo compramos nuevo y cerradito en Tepito, en una bodega en donde, por cierto, había una pirámide de 2 metros de altura formada con cajas de Genesis nuevos. Recuerdo que el vendedor me dio a escoger “¿Quieres el de las bestias o el sónico?”. Obvio, me fui por el erizo azul. Ya para esas alturas, existía una buena oferta de títulos y se encontraban en los lugares de costumbre... aunque con un delay de meses.

Pronto me hice súper fan de la consola. Con todo y que existía el SNES que invadió los hogares de todos los amigos y familiares, me quedé con el Genesis. La razón era simple: TODOS compraban los mismos juegos, pero en el G, podía jugar títulos que no existían en el SNES. Además, aunque después mi hermano tuvo la consola de Nintendo, yo la jugaba poco. Prefería clavarme con los juegos en mi fiel consolita.

En una ocasión, mientras estábamos en una sesión de Samurai Shodown (sin Earthquake por limitaciones del cartucho) la consola se apagó, y no quiso prender más. Después de reponerme tras el desmayo, la llevé a un paso a desnivel cerca del metro Nativitas a un centro de reparación, en donde tuve que dejarla un par de días para que la revisaran. Tras días de ayuno 16-bit, me comuniqué y me informaron que fue una parte del transformador interno lo que tronó. La reparación costaría... 300 pesos. La misma cantidad que me costó la consola. La diferencia obvia es que en ningún lugar conseguiría yo una consola a ese precio. La reparé y la utilicé hasta 1997, año en el que la vendí a un simpático muchacho para obtener el dinero faltante para realizar el upgrade al Saturn.

Los cinco años que utilicé la consola están llenos de excelentes recuerdos. Prácticamente me acompañó durante la adolescencia, hasta llegar a la carrera universitaria, donde todavía algunos de mis actuales amigos tuvieron la oportunidad de disfrutarla en el entonces “Cuarto de TV”. Entre los recuerdos más significativos están:

-La primera vez que escuché la palabra “SEGA!” dicha por aquella voz peculiar de los juegos de Sonic.
-Las animaciones del logo SEGA que aparecían al cargar cada cartucho. Entre las mejores estaban las de Earthworm Jim, Eternal Champions, Mortal Kombat, Bubsy y Dynamite Headdy.
-El primer RPG que terminé sin ayuda de libros o revistas.
-El día que conocí Plaza Meave (el buen Müller me llevó para cambiar el juego de Streets of Rage 2 por el The Lion King.
-Las veces que utilicé la música de varios juegos para trabajos escolares.
-La primera vez que vi a Sonic transformarse en Super Sonic.
-La vez que dentro de un cartucho de un juego, venía otro completamente diferente.
-Cuando al estar comprando un juego en Tepito, se dejó venir la devaluación del peso justo cuando ya había pagado.
-Las sesiones de Mortal Kombat II en mi casa con los amigos y la pizza.
-Las mañanas cuando ponía las bocinas a todo volumen en el Sound Test de algún título para escuchar sólo la música.
-Impresionarme al conectar Sonic & Knuckles al Sonic 1 y 2 para jugar con otro personaje.
-Presumirle a todo el mundo que mi Super Street Fighter II tenía una estrellita más de velocidad.
-El día en que mi hermano compró el control de 6 botones y se lo confisqué de por vida.
-Cuando leía Video Tips, Game Pro en Español y Game Players (esta última, una de las mejores revistas que han existido para un servidor sobre este tema).
-Cuando en Peri Coapa los títulos estaban divididos por niveles con letras de acuerdo a qué tan buenos/recientes eran.
-Lo mucho que desee el Sega CD para jugar Mortal Kombat CD y Star Wars: Rebel Assault o el 32X, un mamonsísimo adendo que escalaba el poder gráfico del Genesis para poder jugar títulos como Star Wars Arcade o Doom.
-El cuaderno Scribe en el que anotaba un riviú de cada juego que había tenido/acabado y lo calificaba (sí, siempre he sido igual).

Y sin mentir, podría seguir y seguir. Aunque ya no la tengo, de vez en vez tomo el PSP y le doy a una sesión G para recordar los viejos tiempos. Es probable que de no ser por la emulación, tendría yo un Genesis arrumbado al lado de mi Saturn y Dreamcast. Es sin duda, una de las mejores consolas que se han hecho y una de mis favoritas.

¡Feliz cumpleaños Sega Genesis!

De pura nostalgia y porque se me hincha la gana, hoy nace una nueva sección flotante del blog....

1 comentario:

Andres dijo...

Pucha... yo fui hincha del SNES... aunque recuerdo que por aqui lo que mas abundaron fueron las Sega. Recuerdo tambien que la cosa era bastante peleada, uno era hincha de una u otra consola mientras que ahora a nadie le importa la marca mientras la consola tenga exito...