Es muy común: cuando no estás tan convencido de realizar alguna actividad o ceder algún bien, emerge la típica condicionante (léase, pretexto) para subsanar la posibilidad de que algún día puedes cambiar de opinión. Ejemplo: “Voy a ponerme a dieta, cuando me consigas una cita con tu hermana”. A pesar de que el hermano de la susodicha podría morir de risa al ver la enormidad del amigo desidioso, la realidad es que en la mente de este último, se cumpla o no se cumpla la condicionante, existirá una victoria práctica. Por un lado, si no hay cita, puede seguir tragando como cerdo; por el otro, sabe que además de tener a la hermana, bajará de peso y será bueno para su salud. ¿Me expliqué?...
Con los que no quieren tener blogs pasa más o menos lo mismo. En mi caso, la promesa (in)cumplible fue lapidaria: “Voy a tener un blog, cuando mi grupo favorito de un concierto en México”. Cosa chistosa: lo harán.
Underworld vendrá a este país en unas semanas y mi dicha no podría ser más grande. Aunque el karma —balance universal de causas y efectos al que responsabilizamos de todas nuestras inconformidades— me aplicó un revés por andar de hocicón, la verdad es que el precio de escribir un par de líneas diarias a cambio del beneplácito de disfrutar a una de las mejores agrupaciones de música electrónica en el mundo, parece ahora un precio razonable.
La más clara prueba de lo importante que es el evento para mi, está en el nombre de este blog. Underneath the Radar fue el primer albúm de Underworld, que además de ser su salvación de la desdicha que sufrieron todas las bandas synthpoperas de los 80, también se adecuó al perfil que quiero darle a este lugar. ¿How cool is that?
Todavía estoy terminando de digerir su último albúm, Oblivion with Bells, sobre el cuál acabo de colocar mis sucias manos (salió en octubre del año pasado, pero quería conseguir la versión japonesa con el track adicional para farolear y obtener la experiencia sonora completa).
Van a presentarse en algo llamado Festival Xtremo, con dos docenas de bandas que no conozco, de esas que le gustan a los escuincles marihuanos. Pondría el cartel del evento aquí, pero tampoco se trata de percudir el blog.
He aquí un video de lo que, hasta el momento, es mi rola favorita del último disco: Boy, boy, boy.
La vida es buena.
3 de abril de 2008
Razón para tener un blog 1 de 10: la promesa (in)cumplible
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