28 de abril de 2008

La boda del padrinito

Después de años y años de noviazgo, Silvia y Joaquín, entrañables amigos de la primaria, contrajeron nupcias, derechos y obligaciones. Hace un par de meses, fui padrino de anillos —con Joaquín— en la boda del tercer miembro de nuestra hermandad cómico mágica musical, David. La verdad no recuerdo si fue desde entonces o gracias a las burlas que hacíamos de las llamadas de Kamel Nacif, pero el caso es que “el negro” —apodo obtenido en virtud de su tropicaloso color— se convirtió en “el padrinito”. El sábado pasado, se me encomendó la noble tarea de colaborar con la música para amenizar el festejo. Y aunque al final, por cuestiones de logística no todo salió como se esperaba, los invitados pasaron un rato agradable...

Para empezar, la que puso el desorden fue la Juez, que llegó como 2 horas tarde, dándole tiempo al novio de perpetrar varios intentos de escape. Pero su falta de condición física y su torpeza general, lo hizo presa fácil del equipo especial interceptor que lo tacleó en numerosas ocasiones para frustrar su huida. Una vez que llegó, nos sorprendió con un elocuente discurso y con la novedad de que desde hace poco más de un año, la Epístola de Melchor Ocampo ya no se usa, quesque porque sobaja a las féminas. El caso es que ahora se les da un speech más ad hoc, en el que se enaltece la tolerancia, la comprensión y la igualdad. Bien.

Después de, como potentado de alto pelage, aventar la firma como testigo, la feliz pareja quedó casada ante la ley y formalmente, inició la pachanga. Prácticamente llego la crema y nata de nuestro círculo fraternal, cosa que me dio bastante gusto, ya que pude compartir algunas horas de sano esparcimiento con personas que me dio mucho gusto ver después de tanto tiempo.

A pesar de que le había preparado a la singular pareja una serie de bloques musicales (por beats y décadas), al final, se perdió el orden y la compostura, pero la diversión se mantuvo y de un Dj Set ultrapro, pasamos a la hora de las complacencias patrocinadas por mi super equipo de alta tecnología (mi laptop, iPod y un cable). La noche, se la robaron tres rolas, una básica de bodas y otras dos que pusieron en evidencia nuestra latente condición adolescente.


—Disco Samba, con toques de slam y fervor hooliganesco—

—Saturday night, con pasitos de antro y dislexia colectiva—

—La Media naranja, un tributo a las exnovias fresas circa 1990-1996—

Noventeros al fin y al cabo. Pero sin duda, lo mejor de todo, fue mi comportamiento alcohólico de altura, digno de las más altas esferas sociales de nuestro país. Mi elegancia se hizo patente una vez más, manteniendo el porte y como siempre, contribuyendo a que el rating de la fiesta siempre estuviera muy por encima del promedio.

—FPS: First Person Sloshed—

Felicidades a la pareja, a los que salieron en hombros y a los que como yo, nunca perdieron el estilo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Muchas felicidades a los novios!
Un honor haber participado en dicho acontecimiento.
Mi muchacho si la armó con la música...
Un beso

Anónimo dijo...

ups, ya llegamos a la edad en la que a los que conocemos se van casando, ni modo ley de la vida. ¡Felicidades a la pareja!

Anónimo dijo...

Felicidades a los Novios. La musica fue buena pero faltaron rolas. Ya solo falta uno, decidete.

AENDREL dijo...

No voy a caer ante provocaciones. Agitador espurio, favor de identificarse.