Antes de continuar con el post, les informo que el primer miércoles de votación fue un rotundo fracaso. No hay pedinsh ¿eh?, ¿Yo?, estoico. Y bueno, ayer en la noche, la siempre detallista novia me llegó con una sorpresa comestible, llena de sabor infantil. Resulta que alguna vez platicamos de los sabores que nos recordaban nuestra infancia. Hay muchos, pero este en particular es un resorterazo retro a los 80...
Las galletas Gaufrette de Mac’Ma (o Gofrenata, como dice el empaque) me traen innumerables recuerdos de cuando la vida era fácil. Levantarte, bañarte, desayunar, ir a la escuela, aprender, comer/jugar, aprender, salir de la escuela, hacer tarea y jugar... todo esto cinco veces por semana. Pero los martes y viernes, el tianguis cercano a la casa de las tías donde me quedaba por las tardes, tenía el clásico puesto HanselGrettelesco atascado de golosinas de todo tipo. Ahí, también estaban las clásicas cajas azules de la mencionada marca, que daban al marchante la posibilidad de comprar por unidad, o por kilo. Pues bien, recuerdo que con 200 pesos (dos monedas de Venustiano Carranza), me compraba alrededor de 4 o 5 galletas, una bolsita de Jellybeans y algún otro shot sugaroso. Pero el plato fuerte eran estas galletas. Las “gófret”, como les decía el encargado del local (a mi me valía madres, yo les decía “billetes”) son mi máximo en galletas. Nada las supera para mi. Nunca fui mucho de chocolates, por lo que las Oreo o similares, no figuraban en mi gusto.
Ayer me refiné 3 y recordé como 5 momentos cajetos de los 80. El partido de Bélgica Vs México en el mundial del 86, la primera vez que vi una Valkiria de Robotech (marca Matchbox), cuando me enteré que Snoopy y Hello Kitty no eran modas y que eran más viejos que yo, las bolsitas con canicas de superhéroes de DC y las Chaparritas de Uva.
Hoy, me encabroné porque por confiado, me ganaron una subasta en ebay por 2.50 dólares. Me súper encabroné porque por lento, se me fue una subasta completita... pero al comerme un par de estas galletas, todo fue paz y felicidad. Qué chidas son las cosas que te traen recuerdos tan fregones. Dejan buen sabor de boca.
24 de abril de 2008
Sabores de la infancia
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6 comentarios:
Yo creo que el miércoles de votación es buena idea, pero lo del "chismógrafo" asustó a varios, je,je. Hay muchos tópicos que creo que sí gustarían, no?. No lo sé tal vez un "nombra la película", o dale la puntuación a un video o rola o contestar alguna pregunta, o algo por el estilo.
Yo soy fan de las Pícolo, mmmm, ya se me antojaron.
El problema del miércoles de votación es que es fue corto y sin previo aviso. Por ejemplo, estos días tuve mucha chamba y hasta hoy que entré a tu blog me enteré. Saludos
Si, el día fue complicado, algo como lo que propone econde está bien. Lo del chismógrafo la verdad me da mucha flojera...
Para sabores de la infancia nada como un helado especial de la Siberia (con el helado de chocolate, por supuesto) si se les ocurre ir a probar pregunten primero si tienen fresas, sino no vale la pena probarlo (bueno al menos para mi); aunque le ponen una cereza el sabor no es el mismo.
[El tal especial consiste en una bola de helado (chocolate en mi caso) un poco de crema, nuez picada y una fresa para coronar el pecadillo en forma de especialidad... ]
De galletas me gustaban las que eran como en forma de almendra de Macma o las que tienen malvaviscos y coco encima... Aunque las de animalitos chopeadas en café con leche no se quedan atrás...
Sabores de la infancia....después pondré algo, en este momento lo que me interesa promocionar es el miércoles de votación, es cierto, sin tiempo no funciona, asi que, porque no regresarlo? Pero lo chido es agregarle 7 temas a discusión para que tengas opciones sobre que escribir cuando la neurona ande taruga y no se te ocurra nada, que te parece??? :)
Joaquin: Sí cabrón? Por qué mejor no 15 temas? Wey, si vez que apenas y puedo con un post al dia y ya quieres tu Blog a la carte. No se me pongan tropicales.
Maravilloso eso de los sabores de la infancia...y los olores! Eso de la memoria afectiva siempre me hace evocar "el sabor de la magdalena" y a Marcel Proust. Y, de nuevo, con las evocaciones, me veo sentada en un aula en la clase de literatura tratando de enteder, no tanto la idea de la memoria afectiva, sino qué podría ser la magdalena.
Colibrí
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