Hace un par de semanas después de una sustanciosa comida, Red y yo asistimos a un Mixup para matar el tiempo -y darle espacio a la digestión-. Mi costumbre desde hace un par de meses: visitar la sección de Blu-rays y checar si hay algo relevante. Después de un rato, me tope con True Romance y puse cara de ‘Wow!’, típica cuando encuentro algo inesperado. La devolví a su lugar ya que no traía dinero en ese momento y opté por volver por ella la siguiente quincena. Continué con mi escaneo de la zona y unos segundos después, vi que Red ya la traía en la mano. Seguro vio mi expresión. “Yo te la regalo”, dijo la muchacha simpática. No me hice mucho del rogar y pues... lo hizo (43 de 50).
El pasado sábado me recordaron que en Blockbuster las películas, series y Blu-rays tendrían 50% de descuento en la compra de 3 o más durante el fin de semana. Después de una visita al Palacio de Bellas Artes, una comida en un lugar nuevo, y un recorrido en busca de Transformers, fuimos a un Bb para ver si había algo de nuestro interés. Un par de películas, pero nada de lo que esperaba encontrar. Visitamos otro Blockbuster y encontramos una de las cintas que buscaba, Sin City, pero no tenían la primera temporada de Quantum Leap -serie de la cual Red es fan-. Decidimos emprender una cacería para encontrar un Bb que tuviera las cintas que queríamos. Para no hacerles el cuento largo, recorrimos 9 Blockbusters (varios de ellos en más de una ocasión) a lo largo del centro y sur de Ciudad de México para comprar las cintas en cuestión. Después de dos piernas torcidas, momentos de tensión y una rutina bien organizada (“tú corre y búscalas mientras yo me estaciono”, “vamos a esconder esta detrás de Ugly Betty por si tenemos que regresar”), recolectamos lo que buscábamos: Children of Men, Sin City (44 de 50), Burn after Reading y Slumdog Millionaire. Además, Red encontró Quantun Leap y Grease. Misión Cumplida.
“Yo creo que por eso estamos juntos, somos igual de obsesivos”, comentó Red mientras nos trasladábamos a uno de tantos Bb. No tengo la menor duda de eso. Pero también creo que es porque, además de ser muy similares, entre nosotros hay amor del bueno. Soy un tipo muy afortunado.
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6 de julio de 2009
Amor verdadero
17 de junio de 2008
50/50
Hoy cumplo 50 vertiginosos meses con Red. “¡Que freak al contar los meses!”, pensarán algunos. “Me vale un octavo de carajo lo que piensen”, pensaré yo. El caso es que como andamos medio atareados con el trabajo y algunos extras, el festejo será hasta el fin como suele suceder. Pero, como soy un chico tipo muy agradable, le obsequio este humilde momento rítmico que espero mejore un poco su ajetreado día.
Sonríe, Red. Te sacaste la lotería con este muchachote.
Un besote donde quieras.
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13 de junio de 2008
¿Y cómo pinta su fin?
El mío, tranquilo. Ya está armado el plan para tragar en Carl's y chutarme los dos estrenos de este viernes con Red, mi hermano y mi cuñada. Mañana, si todo sale bien, recogeré 2 TF más para la colección, jugaré un poco de Rock Band y alguno de los títulos que tengo en están bai. Tenía ganas de armar algo pa' festejar mi promoción, pero me ahorraré la fatiga y esperaré que algún buen samaritano me anexe a su plan.
Luego entonces, estoy abierto a invitaciones que incluyan comida o y alcohol o y diversión.
¿Anyone?
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20 de mayo de 2008
Festival Xtremo 08, parte I: Extreme Ways
Estuve pensando mucho en la forma de narrar lo acontecido. Creo que el orden cronológico (sin ser tan clavados con las horas y minutos funcionará).
Comencemos:
-Salimos alrededor de las 4 pm si no mal recuerdo, siguiendo las instrucciones del mapa proporcionado por los H. organizadores del evento -la ache es por hijos de la chingada-. El mapa era bastante impreciso respecto a la distancia a recorrer. A partir de Six Flags, el recorrido era de aproximadamente 1:00 hora hasta la entrada del “ecoparque”. Aunque sólo eran alrededor de 30 km hasta el lugar, la carretera sinuosa de dos carriles complicaba la llegada.
-Una vez en el lugar, vimos varias docenas de sujetos, entre chaviza, momiza, poliza (¿?) y quesadilliza (¿¿??). Acudimos al módulo para intercambiar nuestros códigos SmartTicket Online por nuestras respectivas entradas VIP. La onda estaba así: la entrada general al festival tenía un costo de 350 pesos. El boleto VIP costaba 1,250 (descuento por preventa) e incluía y cito a la página:
—Chelas, refrescos y aguas.... esa era la barra libre prometida por la agencia expendedora de los ticketes—
Ante tal promesa, el VIP parecía costar poco. Al llegar a la taquilla, no hubo problema alguno para recoger los boletos. El único detalle fue un comentario que el fulano que nos atendió le dijo a su camarada: “uy, el área VIP va a estar vacía”. Al principio me emocioné, pensando que éramos unos riquillos afortunados. Después de pensar con más detenimiento las cosas... la preocupación llegó. Y esa iba a ser sólo una de un millón que aparecerían más tarde.
—Los boletos VIP, tan bonitos que se veían...—
-Una vez que recorrimos un camino horrendo de 10 minutos de terracería, llegamos al estacionamiento, con la novedad de que sólo una persona podía pasar a estacionar el auto, mientras la otra esperaba. Bien cortés, le ofrecí a Red estacionar el auto. Lo llevé, lo acomodé en un lugar apropiado, baje mi chamarrita y me chute casi 500 metros del camino de regreso, medio húmedo, irregular y cuesta arriba.
-Ya con Red, caminamos hasta el mero mero sitio del toquín, que cabe señalar estaba bastante lejos. Digamos que era como caminar desde Centro Coyoacán hasta el metro Zapata, sólo que entre piedras, bosque y terreno hostil. Pero no importaba, estábamos dispuestos a pasar un fin inolvidable. Curiosamente termino siendo así, aunque no precisamente como esperábamos.
—Se oye como Reggae.... huele como a mota.... sí, tiene que ser aquí—
-Llegamos a la entrada y se veía bastante gente, pero no como esperábamos. Digamos que estaba como al 60% de mis expectativas. Pero aún así, eran muchos weyes. Cambiamos nuestros boletos por los brazaletes correspondientes y entramos. Uno de los monitos de la entrada, con acento norteñón, nos recibió con uno de esos mensajes cálidos y preocupantes: “bienvenidos, nada más no se me vayan a desesperar con lo del VIP, lo estamos resolviendo”.
-Al entrar, la primera impresión fueron dudas y más dudas: ¿Cuál es el escenario principal?, ¿Dónde está la barra libre?, ¿Dónde está el módulo para las acreditaciones de prensa? ¿No están demasiado cerca entre si los escenarios? Nunca supe la distancia exacta, pero digamos que era obvio que una banda o dj con 2 rayitas más de sonido, opacaría sin problemas a los artistas cercanos.
-Caminamos durante poco más de una hora, tratando de encontrar el módulo para prensa y el área VIP, pero sin suerte. De un lado, nos mandaban a otro y así sin cesar. En una de esas, llegamos a una pequeña entrada a un lado de lo que parecía ser el escenario principal y le mostramos al portero nuestros brazaletes. Pasamos al bacsteich y repetimos la dosis.... otra hora de un lado para otro buscando a los monos de RP y prensa.
-Minutos más tarde, ubiqué a un colega de medios. Tras saludarlo le pregunté sobre las famosas acreditaciones de prensa. Me comentó que las entregaron en la tarde en la entrada al lugar...cerca del estacionamiento. Adiós acreditación. Pero el sujeto en cuestión se emocionó al ver que contábamos con brazalete VIP: “Chido, vas a tener barra libre, maestro...”, comentó.
-Un poco más tarde, me topé con dos colegas más. Ellos me llevaron directamente (por fin) con el responsable de RP. Él me informó que Moby tocaría a las 12:00 pm y no a las 10:00, como se había comentado en un inicio. Me dijo también que no tenía ni idea que pedo con el VIP, pero que con ese brazalete yo podía estar en cualquier lugar. “¿Sirviéndome el alcohol en cualquiera de los expendios?”, me pregunté con incredulidad.
-Un poco en su papel, pero siempre buena onda, nos ofrecieron agua, refrescos y tortas. Nosotros queríamos desquitar los boletos que habíamos pagado y de nuevo dimos el rol con la esperanza de encontrar la añorada sección VIP. Después de otra hora de vueltas, de preguntar, discutir y atender direcciones erradas por parte del estúpido staff y personal de seguridad, nos dimos por vencidos, mentando madres sobre el timo que había resultado el dichoso VIP. Red estaba furiosa. Y no es para menos: una caguama costaba 85 pesos. Sí, claro. Yo no pagaba esa cantidad por una chela, ni siquiera actuando en una película de André Bretón.
-Al regresar, el jefe de RP discutía como con 6 monitos que al parecer, también estaban en el mismo dilema que nosotros. Nos sugirió ir en bola y armarla de pedo en la carpa donde tenían las provisiones para las bandas (de la cual, ya nos habían rebotado como 2 veces). Esta vez fuimos y en el trayecto se nos unieron más individuos VIP.
-Al lugar en cuestión, llegamos cerca de una docena de fulanos encabronados dispuestos a saquear el tent sin contemplación. Ante nuestra determinación de no movernos y ponernos medievales con los víveres, el vejete tarugo reponsable no tuvo otra más que contactar a uno de los achichincles de los organizadores. Me asumí como uno de los representantes de nuestro grupo de quejosos -cada vez más prominente- y por primera vez en mi vida, hice algo contra lo que siempre he mostrado repudio: el charolazo. Saqué mi identificación laboral, levanté la voz para calmar los ánimos entre los quejosos y los organizadores y les lancé un ultimatum: “O nos resuelves, o aquí se va a poner feo”.
-Entre la presión del resto y el charolazo que siempre impone, el monito comenzó a usar su radio y a llamar a no se cuántos fulanos. Los VIP estabamos cada vez más unidos y poco a poco se armó una banda más grande. El caso es que unos minutos más tarde, regresó el fulano y nos dijo: “Hay dinero. Estoy arreglando todo para que se les devuelva lo que pagaron”. ¡Claro que había dinero!, con las pinches chelas a ese precio y la gente tan sedienta, me sorprende que el estúpido evento no tuviera su propio tipo de cambio. Red y yo vimos la victoria muy cerca. Algunos VIP querían beber, otros sólo querían que los dejaran “codearse con las estrellas del fest”. Después de minutos de tensión, el fulanito nos llevó hasta una carpa, que al parecer, era una bodega donde guardaban las chelas y el dinero recaudado.
-Salió un segundo sujeto con afán mediador, pero cocowashero, intentando ofrecernos una “solución”, diciéndonos: “Ok, vamos a arreglar esta situación... ¿Cuántas chelas les parecen justas para solventar la situación? Hijo de puta, ¿con qué clase de teporocho crees que estás hablando? Ni madres, a mi me regresas mi dinero y me cobras una entrada normal. Este pareció ser la determinación de la mayoría del grupo y por lo mismo, frené en seco al cabroncito y que doy un segundo charolazo, explicando que a mi me habían ofrecido un servicio que no me estaban dando y que no estaba dispuesto a mendigar unas guamas durante los dos días del evento. Quería mi dinero.
-Ante el miedo de nuestra actitud (se notó en sus rostros), decidieron devolvernos amablemente la diferencia que habíamos pagado a cambio de cada brazalete VIP. Accedimos, ya que era los más justo. Red, un emo y yo fuimos los primeros en pasar por nuestra indemnización y entre disculpas, nos devolvieron la diferencia. ¡Triunfo para las minorías con influencias! El resto de los VIP pasó poco a poco, pero ya no me quedé para el desenlace. Mi preocupación ahora era encontrar a unos VIP que se quedaron discutiendo en el tent de alimentos (a los cuales ya nunca volví a ver) y conseguir una acreditación para gozar los privilegios como miembro de la prensa.
-Regresé con el Master RP y le expliqué el desenlace de nuestro dilema. Con gusto y premura, me otorgó dos brazaletes de prensa. “¿Brazaletes?”, pensé. Al no ser gafetes, iba a ser un desmadre cada vez que un taradito de seguridad dudara de nuestra autenticidad. En fin, un punto más para la lista de cosas malas durante el evento.
-Entrada la noche, el ambiente de los que se divertían -incluidos ahora nosotros- se ponía cada vez mejor. La expectativa de estar muy cerca de Moby era como canapés de pelage antes del súper plato fuerte de mañana. Pronto, el Ajusco comenzaría a convertirse en factor negativo, al desatar lloviznas breves y un pinche frío calador de miedo. Ibamos preparados, pero no tan preparados como debíamos. No importaba, nuestro humor era otro después de recuperar el dinero invertido en un fraude.
-Dimos el rol por el escenario saiko para ver que tan bien estaba. Era el que tenía más gente después de donde tocaban los grupitos para marihuanos (dicho sea con todo respeto). La gente amante del género, como siempre, muy en su papel. Recordé los viejos tiempos, cuando era tan común visitar estas latitudes para escuchar a algún DJ bueno traído desde Amsterdam o Israel. En otras circunstancias, este escenario habría sido mi habitat durante el fin. Ahora, tenía otras prioridades, una de las tareas más importantes de mi vida. Pero fue bueno recordar el pasado reiver del que fui partícipe alguna vez. Eran buenos tiempos.
—No se quien era, no se que rola era, ni se si era DJ set o Live performance, pero era buen Psycho y se antojó bailar—
-Una torta, dos aguas y un retrete asqueroso después, llegó la hora de buscar un buen lugar para ver a Moby. Nos tocó uno casi frente al escenario. Aunque claro, los estúpidos de seguridad y del staff organizador no se decidían si dejaban o no a la prensa ocupar su lugar. Ahora bien, me consta que había más de 15 que traían su camarita de celular de 5 pesos y decían ser de prensa. No mamen, por Dios. Incluso yo, que traigo el megacelular de pendejalta tecnología, no la hice de tos cuando pidieron que nos recorriéramos, estos zoquetes con sus celulares Kyocera se estaban pasando de idiotas.
-Como 10 minutos antes de la medianoche, Moby salió. Traía bastante pila y se notaba. El resto de los escenarios callaron. El chaparrito empezó con su numerito, y todo el mundo se prendió. (ADVERTENCIA, al estar tan cerca del escenario, los bajos distorsionan el audio del video)
—Extreme Ways, con todo y acercamiento a la fanaticada en cada extremo del escenario—
Tocaba, cantaba, se alocaba, cambiaba de instrumentos y empezaba de nuevo. Todo sin parar.
Incluso en nuestro lugar, el sonido era muy bueno. Buen trabajo el de los ingenieros encargados del setup general. La batería sonaba increíble.
—Extreme Ways mix to Honey: así de seamless estuvo el muchacho casi toda la noche—
Se aventó prácticamente 1 hora y 30 minutos de corridito, Y prácticamente todas las rolas eran remixes, rearranges e impros de sus hits. Eso me latió bastante. Toco mi rola favorita de su material que la verdad no esperaba en el concierto. Con eso me bastó, el resto fueron puntos extra.
—Natural Blues (Katcha Remix) en todo su esplendor. Excelsa. Y luego la conectó con We are all made of Stars. Vientos—
Así recorrió toda su discografía, contagiando al Ajusco con su energía. Bastante chido. Y llegó el momento del “final”. Entre las luces, el sonido y lo que hacía este wey, la gente enloqueció.
—Si un fan de Moby me puede explicar lo que significó esto, se lo agradeceré. Mientras, puedo decir que me encantó—
Regresó al encore y después de agradecer en español al público, se aventó un mini speech cool, pero que sentí un tanto forzadón. No lo grabé, porque nos pasamos al bacsteich para esperar y tomarnos la foto obligada. “Si hablo espaniol, no soy un americano ignorante como el presidente Bush”, fue más o menos lo que dijo PolticsenabledRUN Moby al público que de inmediato inició la rechifla masiva y apoyó al artista. Después de la cápsula Moore, prendió al público con dos rolas más, Bodyrock y otra que no recuerdo cuál era...el caso es que terminando, ahora sí salió hacia la parte trasera, donde una Suburban negra, ya lo esperaba con el motor encendido.
Se que es dificil de creer, pero ahí va: cuando subió al vehículo que tenía las ventanas arriba (obvio), mucha gente gritaba su nombre y agitaba las manos para buscar alguna respuesta del sujeto. Cuando arrancó la camioneta, Red y yo estabamos justo en el paso en donde tenía que dar vuelta para salir de los tents y encaminarse a la salida. Pues bien, Red gritó “¡Moby!”...y como a los 2 segundos, bajó el cristal de la puerta trasera izquierda, se asomó un poco y agitó su mano, despidiéndose. Así es, el buen Moby se despidió de Red y un servidor. No había otra persona en su línea de visión cuando lo hizo, era para nosotros. Lugar indicado en el momento indicado. Cool, ¿no?
-Tras recuperarnos de la impresión, era hora de decidir: nos quedábamos a acampar o nos lanzabamos por el auto y regresábamos a la civilización. Red y su susceptibilidad al frío requerían de una decisión inmediata. Los colegas de la prensa ya tenían su casa de campaña y estaban listos para aventurarse en el frío y la lluvia del Ajusco. El auto estaba lejos, y si en la tarde estaba feo caminar, en la noche, sin luz, celular o protección divina, estaba cabrón arriesgarnos. El Master RP se ofreció a acompañarme por mi auto para regresar y meterlo al área de prensa (de haber sabido...) y ya poder acampar con ellos. Se me hizo medio encajoso y le pregunté si había algún conocido que se fuera ya del evento y pudiéra dejarnos en el estacionamiento que quedaba de paso. Después de buscar a un buen samaritano, una camioneta con cajita (onda Estaquitas) se detuvo y el Master los convenció de llevarnos a nosotros y a otra dupla hasta el estacionamiento. Sabia decisión. Llegó un wey onda de esos que escuchan al Haragán o a Especimen y también sacó el aventón.
-Ya dentro del vehículo, comenzamos a hablar sobre lo bien que había estado la presentación de Moby y que teníamos que caminar rápido para llegar lo antes posible al auto, ya que el frío estaba cabrón. En eso, el hijito del metro Pantitlán, habló:
HdmP: Oye brother, y de ahí a dónde vas?
Andy: del auto? Pues recogemos nuestras cosas para acampar y nos regresamos para dormir por acá.
Muchacho: Sí, nosotros también, hay que pedir otro aventón de regreso, no?
Red y muchacha: Sí, seguro.
HdmP: Chale, lo que pasa es de que me campearon hace rato, Entre varios weyes me golpearon y me asaltaron. Me quitaron mi cartera y mi celular...
Andy: En verdad? Qué mala onda!!!
Muchacho, muchacha y Red: ....
Obviamente mentíamos, pero Red, ni omnidrogada subiría a este sujeto a su auto. Para el caso, nadie en su sano juicio lo haría. Unos minutos después, llegamos al mentado estacionamiento y el chofi nos abrió la cajita, fui el primero en bajar, cerré la puerta tras de mi y corrí como desesperado...
No es cierto...
Antes de bajar, le comenté al amigo: “Dile al chofer si te deja hasta la carretera para que ya de ahí te muevas”. “Pus a ver si quiere...”, comentó dudoso.
No nos quedamos a averiguar su suerte y caminamos rápido hacia los autos. Nos despedimos de nuestros compañeros de viaje y unos minutos después, estábamos dentro del auto, calientito, frotando nuestras manos, despojándonos de nuestras ropas y entregándonos a la pasión desenfrenada que conteníamos en nuestros fogosos cuerpos adolescentes....
No es cierto...
-El trayecto hacia la carretera fue tranquilo, ya que muchas personas optaron por abandonar la idea de acampar y la caravana de autos fue numerosa. En la entrada al ecoparaje, estaba el rockero asaltado, charlando con otro fulano similar a él. No nos detuvimos y creo que ni se dio cuenta que éramos nosotros. Nos incorporamos a la carretera y descendimos tranquilos, siguiendo la guía de luces rojas que también se dirigían a la civilización.
-Llegamos a nuestro hogar alrededor de las 4 de la mañana. Cansados, sucios, con algo de hambre y sed, ahora si nos despojamos de nuestras ropitas y a dormir... el siguiente día sería todavía más movido.
Al final, todo lo malo se arregló. Aunque no fue un día perfecto, las experiencias y aventuras fueron muchas, suficientes como para llenar otros dos posts como este. Me alegró mucho ver a Red emocionada y feliz con la presentación de Moby y compartir tanta peripecia con ella. Fue una gran compañera de festivales musicales.
Esperen mañana la reseña del segundo día... se pone mucho mejor.
Esto sí es cierto...
BTW...
ADVERTENCIA: ESTE ES UN POST MUY LARGO, TOMAR PRECAUCIONES.
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5 de mayo de 2008
Bicicletas, dolor y gloria
Ayer, tras prácticamente meses de planeación, llegó el día de hacer un poco de ejercicio en dos ruedas. El Ciclotón de la Ciudad de México —circuito para bicicletas, patinetos y anexas que se lleva a cabo el último domingo de cada mes— fue el escenario para demostrar lo poco habituado que estoy a la actividad física demandante (o cualquier tipo de actividad que involucre algún tipo de esfuerzo, para el caso). Nos levantamos muy temprano en contra de nuestra naturaleza dormilona y nos encontramos en la Alberca Olímpica. El equipo,conformado por Rocío, Mayra, Alex, Moisés y un servidor —novia, cuñada, hermano, hermano de cuñada y el que escribe, respectivamente) inició actividades deportivas a las 9:00 am. Los resultados fueron mixtos, pero no mermaron la diversión en general...
—Mi vehículo, aka ‘EunucoMaker 2000’, cortesía del GDF, donado por la delegación Cuauhtémoc—
Una vez que nos facilitaron las bicicletas en un stand a las afueras del Gimnasio Juan de la Barrera, nos dispusimos a iniciar el recorrido. Algunos metros adelante, nos percatamos de lo incómodos que eran los asientos y lo maltratadas que estaban las cletas. Aunque al principio la pujanza y el buen humor eran más poderosos que la molestia generada por los mentados soportes, esto pronto se convertiría en el factor decisivo para nuestro avance dentro del circuito.
Algunos minutos más tarde, el grupo se separó, quedándonos Rocío y un servidor rezagados, mientras que Alex —quien cabe señalar, desde un inicio optó por recorrer el circuito en patines inliners— y el resto, se adelantaron. La primera prueba de resistencia se presentó en la parte elevada de rio Churubusco que cruza sobre Ave. Universidad, a la altura de Centro Coyoacán. Una vez más, la energía de los novatos pudo más que la física y conseguimos superar este obstáculo, para después hacer la primera parada en los pits, léase un Oxxo justo terminando la bajada.
—Primera parada de muchas, para hidratarnos y reposar las asentaderas—
Moisés, a estas alturas, ya había despuntado del grupo de Alex. Ellos pronto dejaron los pits para continuar el recorrido, mientras nosotros tratabamos de encontrarle la anatomía a los infames asientos. Continuamos con la travesía a lo largo de Churubusco, hasta cruzar Insurgentes, para después incorporarnos a Patriotismo, en donde tuve un nostálgico encuentro con mi dulce amor forzado.
—La dueña de mis quincenas, sobre Patriotismo—
Después de meditar algunos segundos sobre todos los momentos de felicidad que la antes mencionada corporación crediticia me ha brindado, seguimos sobre la Avenida hasta llegar a Benjamin Franklin, esperando encontrar al resto del grupo en el siguiente Oxxo. Es importante señalar que dichos establecimientos se convirtieron en puntos de descanso para los glúteos, más que un centro de reabastecimiento. Pero los punteros ya no estaban ahí. Íbamos demasiado atrás.
Mientras atravesábamos la Condesa, tuvimos que hacer una escala técnica, ya que el freno delantero de mi pareja se reventó. Por fortuna, los centros de hidratación y de servicio (ambos gratuitos) eran muchos y a la altura del Palacio de Hierro de Durango, pudimos resolver nuestro problema. Continuamos el recorrido con pedaleo lento, pero constante.
Casi a la altura de Av. Chapultepec, recibí un mensaje de mi hermano, que me indicaba que estaban ya en el Ángel de la Independencia. Le informé que ya estábamos saliendo de la Condesa e íbamos a tratar de alcanzarlos. Como era de esperarse, no lo logramos. Llegamos al Ángel 2 minutos muy tarde. Pero aprovechamos para integrarnos a la verbena y descansar nuestra parte trasera. A esas alturas, ya había adecuado una prenda de vestir como soporte, pero ni así pude mitigar el dolor causado por el pinche asiento de mierda.
—Mi acompañante tomándose unos minutos—
—Vista general del Ángel, al final cortamos por la propuesta de un desconocido—
Llevábamos poco más de 1 hora 30 minutos de pedaleo y fue entonces cuando mi pareja y yo decidimos intercambiar vehículos. El asiento en su bicicleta era ligeramente más cómodo que el mío y el dolor inglés (el que sientes en la ingle) era ya bastante como para ignorarlo. De cualquier modo, ella adecuó la prenda una vez más en el asiento y seguimos sobre Reforma con dirección al centro. Esta parte del recorrido fue una de las más cómodas: primero, por el bienvenido cambio a un asiento más benévolo y segundo, por el encarpetado de primer mundo en ese tramo del recorrido. De hecho, aproveché un alto obligatorio para filmar mi primer video sobre la marcha.
—El caballito, cuyo lomo era seguramente y por mucho, más cómodo que los asientos de nuestras trinches bicicletas—
Avanzando sobre Av. Juárez, descubrí una postura que me permitía algunos segundos valiosos de reposo a mi cabús. Esta consistía en rotar mi cadera ligeramente hacia alguna lado para depositar el enorme peso de mi ser sólo en una nalga. Así, por lo menos la otra descansaba. Todo esto funcionó de maravilla, hasta que llegamos a Madero, donde inició el via crucis de mi trasero sobre el estúpido adoquinado del primer cuadro de la ciudad.
—Sobre Madero, en un alto, pidiendo piedad por mi trasero—
Es importante puntualizar que nosotros desconocíamos la longitud y ruta del circuito. En algún momento pensamos que Eje Central sería la arteria que cerraría toda la trayectoria, pero no, estábamos muuuuy equivocados. Continuamos sobre el endemoniado piso irregular del centro, para llegar a Av. Pino Suárez, en donde, al ver una curva que seguramente nos llevaría hacia la Merced y más allá, decidí hablarle a mi hermano para conocer su estado:
Yo: ¿Qué onda? ¿Donde andan?
Alex: Yo estoy en Churubusco y Tezontle, me separé de Mayra y Moy en el centro.
Yo: ¿Por dónde sigue esta Madre?
Alex: Pasas por el Mercado de Sonora, Congreso de la Unión, un cacho de Viaducto y conecta con Churubusco....
Cabe señalar, que cuando dijo ‘Congreso de la Unión’ mi acompañante ya estaba aventando la toalla, al igual que los traseros de ambos. Con esperanza y aceptación, miramos la entrada del metro Pino Suarez. Sabíamos que habíamos llegado a nuestro límite. No por las piernas, que todavía daban para unos kilómetros más. En verdad, ya habíamos dado las nalgas... literal.
—Una imagen dice más que mil palabras—
Era ya mediodía. Se suponía que era hora de entregar nuestros vehículos ‘para darle oportunidad a más gente de divertirse’. Igual nos valió madre y en algún punto de la ruta, sabíamos que las íbamos a entregar tarde, sin el temor a las represalias. Después de todo, eran solo unos fulanitos púberes que tenían nuestros datos y credenciales de elector. Le informé a mi hermano que nosotros nos detendríamos ahí, para seguir una ruta alterna, sobre la línea 2 del metro.
Ya adentro, compramos nuestros boletos y cargamos con nuestros vehículos —el colmo total, si lo piensan un poco—. Una vez que llegamos a los torniquetes, no había poli policía que nos abriera la compuerta para pasar. Un señor muy amable (que seguramente era el encargado en ausencia, en esa y en cualquier otra estación), nos dijo ‘pásenle’. Yo creo nos vio muy jodidos y se apiadó. Nos remordió la conciencia entrar sin pagar, pero unos metros más adelante se nos olvidó.
Después de un conato de enfrentamiento con otro poli policía, quien nos pidió a su manera que ‘pasáramos a proceder a la parte trasera posterior del andén’, llegamos hasta la parte de atrás donde nos dispusimos a abordar el transporte.
-Si mire le traemos lo que viene siendo la bicicleta gubernamental prestada pa'l niño, pa'la niña...-
Aunque de pie, tuvimos un tiempo para descansar. El plan era descender en Ermita y continuar el recorrido hasta el punto de inicio. Una vez que bajamos del metro, caminamos al lado de los corceles hasta la calle de Alhambra, donde visitamos uno de tantos hogares en los que mi acompañante vivió cuando pequeña. Después de los minutos del recuerdo, nos incorporamos a Churubusco, para terminar con decoro la recta final del recorrido. El último esfuerzo: el ascenso de tal vía sobre División del Norte.
Unos segundos de pedaleo y un descenso veloz después, estábamos de vuelta donde empezamos, entregando nuestras bicicletas casi una hora más tarde de lo establecido.
—Alfa y omega, el principio y el fin—
Mi hermano ya estaba sentado, esperándonos... a nosotros y al resto del equipo que estaba a 20 minutos de completar el recorrido de manera correcta. Los hermanos M terminaron como los grandes. Pero el héroe fue mi hermano, quien pese al piso del centro, las subidas pronunciadas y demás obstáculos, recorrió los 32 km en patines. Toda una hazaña. Claro, no nos consta que de pronto le dio gueva y tomó un taxi (nadie podría comprobar lo contrario), pero confiamos en él, en su cara y en el memento que, orgulloso portaba.
—Una pulserita, que le daban a cualquiera en el Ángel. De haber sabido...—
Este es un mapa del circuito completo, con algunos indicadores de nuestros atajos y rutas alternas. Nada mal para ser el primero.
—¡Le dimos un Madrazo al ciclotón! (chiste político semiactual)—
Terminamos riendo, platicando nuestras experiencias, adoloridos (de todo el cuerpo (sí, de todo)), pero contentos con los resultados. No pudimos concretar, pero tan pronto consiga una bicicleta cómoda, regresaré y esta vez superaré mi marca personal. No se si sea el próximo, ni el que le sigue o el siguiente... pero lo haré. Mientras, trataré de disimular que camino como charrito y que cada vez que me siento, hago una breve pausa para evitar el contacto brusco de mi trasero con cualquier superficie.
Bien por el equipo.
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21 de abril de 2008
Sábado increíble
Después de una semana pesadita, llegó el fin de semana. Para elevar un poco el promedio de buenas experiencias durante el mes, este descanso fue uno de los mejores que he tenido en lo que va del año. A pesar de uno que otro compromiso pendiente, pude celebrar la mencionada con anterioridad fecha especial, degustando comida buena y gozando de excelente compañía...
Para empezar, me levanté un poco tarde para recuperar unas horas que le debía a la cama. Planeé la ruta Transformer que me llevó al oriente de la ciudad. Tenía que visitar a un par de dealers para que me entregaran las más recientes adquisiciones para mi colección. Después de la fructífera visita y el maldito calor de mediodía en la ciudad, nos trasladamos hasta el sur para comer en Pabellón Altavista. El lugar: Fondue Haus Zermatt. Veredicto: excelente.
-Un delicioso fondue tradicional. Se vale babear—
No conocía el lugar, ya que por lo regular, sólo visito dicha plaza para ir al Cine o visitar Tower Records. Aunque ya había visto el lugar, ignoraba que fuera tan bueno. Tanto, que llegué al postre con entusiasmo. Excelente elección, cortesía de mi exquisita acompañante.
-Fondue de chocolate blanco. Y eso que no soy fan de ese dulce...-
Como ya habíamos hecho el compromiso para cenar/comer con unos amigos —que por cierto, se casan el próximo fin— tuvimos que hacer una escala técnica para descansar un rato. El sol y la comilona agotan a cualquiera. Ahí tuve la oportunidad de desempacar, transformar y contemplar a los nuevos miembros de la familia:
-Rumble (al que bautizaré como Frenzy, en honor a la serie animada), Megatron Energon, Side burn (al que bautizaré con el nombre de su primo japonés Speedbreaker), Sky-byte y, el elusivo e increíble... ¡¡¡Galvatron RID!!! (#66, #67, #68, #69 y #70)-
Más tarde, cumplimos con nuestro compromiso y asistimos a Hooters, donde adamás de las ya tradicionales alitas Muy Macho y Chernobyl, platicamos sobre detalles de la boda con la pareja próxima a contraer nupcias. Un buen rato de Margaritas y picante pone de buenas a cualquiera. Después, salió el plan de reunirnos con otros amigos de la pareja en el Beer Factory de Cuicuilco. Buena elección.
–Oscuras, claras y la siempre bienvenida Cerveza Exótica de Mango (aka tepache de mango)-
Las desveladas de la semana, la comida en exceso, el calor y por supuesto el alcohol, terminaron por vencernos a las 2:00 am y nos vimos obligados a abandonar la velada en virtud de unas buenas horas de sueño. Y eso fue lo que hicimos. Hasta el siguiente día en el que la primera actividad, fue terminar con las alitas pendientes que quedaron del día anterior.
-PELIGRO: ALITAS MUY MACHO DENTRO-
En conclusión: un excelente sábado. Y el que viene no se va a quedar atrás...
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17 de abril de 2008
10X 4 EVRYTHNG
Me conquistó con su inteligencia, su sentido del humor intermitente y con ese extraño don que tiene para hacerme querer estar con ella siempre. No sé si fue uno de los tantos platillos que me cocinó o que tiene el poder mutante de soportarme a pesar de los 1,001 defectos que tengo, pero el caso de que ella sigue conmigo y parece querer (la mayoría de las veces) que continuemos con esta relación.
Después de 4 años de estar juntos, muchas peleas (algunas con insultos, llaves chinas y patrullas involucradas), miles de situaciones graciosas y millones de momentos increíbles, hoy, como cada año, le doy las gracias por estar conmigo, por soportarme y por quererme. Ni todo el Energon de la galaxia sería suficiente para compensar todo lo que ella ha hecho por mí. De no ser por ella, tal vez sería... no lo sé, un frívolo y multimillonario CEO de una empresa multinacional en busca de poder o una cotizada estrella de cine con cientos de mujeres vacías a mi alrededor queriendo tener sexo conmigo. La verdad es que no lo sé.
Sólo tengo la certeza de que quiero estar con ella porque me hace increíblemente feliz el hecho de que la hago feliz. Excepto esas veces cuando me grita y me regaña por cualquier cosa...
A pesar de todo y por todo...
Gracias.
PS. This is as tender as it’s gonna get... so, don’t get used to it people. Move over...
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