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1 de abril de 2016

8 años de blog y 3 kilos de pendientes

Con esta bonita imagen festejo 8 años de blog. Y si les parece un poco amontonado lo que en ella ven, sepan que esa foto la tomé el año pasado, durante una de tantas expediciones a lo más recóndito de La Bóveda. Hoy desearía tener ese espacio para maniobrar.

Pareciera que, de un tiempo para acá, cada actualización del blog termina como una queja acerca del poco tiempo que tengo, los pendientes que me faltan por hacer y blah, blah, blah. Y la cosa sigue igual.

Sólo para los amantes de los números, permítanme decirles que de 20 figuras que he adquirido desde que inició el año (sí, sólo 20 en tres meses) únicamente he compartido UNA DE ELLAS EN EL BLOG. El exceso de actividades y el poco tiempo libre me han impedido tomar las simples y prácticas fotografías con las cuales documento cada adquisición.

No exagero cuando les digo que ni siquiera he tenido tiempo para checar los emails y listas de actualizaciones de varios dealers en Japón que seguro están bien preocupados por mi falta de actividad. Ja.

Pero todo parece indicar que las actualizaciones regresan ya, pues después de unas plácidas vacaciones que sirvieron para despejarme de la situación laboral, ahora tendré tiempo para que por acá comiencen a fluir los pendientes. Muchos, muchos pendientes.

Este fin de semana ñoñearé con gusto y visitaré el ToyFest, mi primero del año -la edición pasada ni tiempo para darme una vuelta-. Espero conseguir algo interesante para también contribuir al progreso de los Objetivos 2016.

Afortunadamente, el interés por el pasatiempo sigue. Después de 8 años, la emoción por conseguir esas figuras raras y especiales, para después documentarlas, continúa. Lo único que ha cambiado es que ahora tengo mucho menos tiempo y espacio para guardarlas.

Y de acuerdo contigo, Prime. Todos los seres, en caja o sin ella, tienen el derecho a ser libres.
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8 de marzo de 2010

Idea Suelta: De las últimas películas que vi y de los premios que recibieron...

Como hay gente que todavía no se recupera de mi reseña de ROTF, creo que expresaré en un párrafo mi sentir acerca de las películas que vi en los últimos meses. Esto únicamente como catarsis, ya saben que no lo hago por fama o fortuna.

Avatar: Después de conocer lo intrincado de la producción tecnológica, llegué con una expectativa que se cumplió al 100%. La historia es predecible, sí —como lo fueron todos los blockbusters del año pasado como ROTF, G.I. Joe y Star Trek—. Pero a pesar de todas sus fallas, me parece una película mejor lograda que digamos... Episodio I, II y III de Star Wars (y miren que soy fan). ¿La mejor película que vi el año pasado? Claro que no, ese título lo tiene la ignoradísima Watchmen.

Up in the Air: Así como Gran Torino fue la película ideológica estadounidense del año pasado, UitA es la película que los gringos necesitaban para aplacar su sed de pensamiento independiente. No he visto la cinta con la cual ganó Jeff Bridges, pero Clooney era mi favorito para llevarse el premio a Mejor Actor. Y al igual que GT, las cintas con extrema carga ideológica para Juanito Checatarjetas no son tan IN en los últimos años, por ello, era de esperarse que no pasaría a mayores. Era también mi cinta favorita para ganar el Oscar a Mejor Película, hasta que vi...

The Hurt Locker: El pasado septiembre, leí una nota en la revista Popular Mechanics acerca de la cinta y de la tecnología del traje utilizado en la cinta. No llamó mucho mi atención. Vi la peli hace dos semanas y al salir, además de darme ganas de enlistarme en la Legión Extranjera —cuyas oficinas en Tacubaya permanecen misteriosamente cerradas— se convirtió de inmediato en mi película de guerra favorita (la previa era Full Metal Jacket). Me gustó que, a pesar del complicado escenario, la cinta no trata de educarte o de tomar partido en la guerra. Me gustó mucho y creo que el premio de la Academia es más que merecido, a pesar de que en la película un fulano le esté dando a Gears of War, un título que salió dos años después del año en el que está ubicada la cinta.

Precious: El pasado fin de semana, me chute una doble función. Ya sabía más o menos la premisa detrás de la cinta. No me pareció mala, para nada. Pero como Red expresó con contundente certeza, es ‘tramposita’, al presentar la vida de una fulana con el nivel de adversidad al máximo, en situaciones hechas única y exclusivamente para mover carnita (no pun intended), sacando los ‘tssssss’, ‘nooooooo’, ‘¡que poca madre!’ y demás frases de indignación del respetable. ¿El mensaje final? No existe. Y decir que ‘la perseverancia al final vence cualquier obstáculo’ es una enseñanza que le viene guanga a una cinta como ésta. Y no porque la peli sea mejor, no. Bastó ver como Oprah desencadenó su versión Rampage en la ceremonia con un speech ávido de politizar la situación precaria de los afroamericanos, que al parecer (de ella) son los únicos que tienen esos problemas.

Alice in Wonderland: Esta fue la otra cinta de mi double feature. La vi en 3D. Desde que supe que vendría, sabía que no tenía que esperar mucho (a mi parecer, desde Big Fish, Tim Burton no ha hecho una sola cosa meritoria de mis congratulaciones, y sobra decir que dos películas del Sr. están en mi top 10). Podría extenderme bastante, pero creo que el siguiente video explica lo que siento de manera más puntual:



Con toda honestidad creo que esta 'interpretación':

...me dejó un mejor sabor de boca que el que dejó la tercia Burton/Bonham Carter/Deep. Seguro.
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9 de junio de 2009

No mamen, estos no son Chesquitos

Hace un tiempo, comenté que me interesaría que regresaran los Chesquitos, gomitas con forma de botellas de refresco de cola que la compañía Ricolino vendió durante la década de 1980. Ayer, Pandita y Manchita, con cierto tono de conocimiento absoluto de todas las cosas comestibles, me hicieron saber que los Chesquitos existían en el presente. Puesto que ninguno de los dos quiso bajar por ellos a su tienda más cercana, tuve que pasar a una Miscelánea (a nivel de piso) y corroborar esta info. Adquirí este paquete —cinco pesos, para los que tenían la duda, 40 centavos de dólar para nuestros amigos de otras latitudes— y de inmediato comprobé que no se trataban de los caramelos que añoraba. ¿La razón? Tengo seis:

1) Yo conocía los Chesquitos, no las 'Gomilocas Cheskitos'. ¿Cuándo van a entender los pendejetes de mercadotecnia que la onda de cambiar la ‘q’ por la ‘k’ en su afán por pegarle a la GenX es un pedo que murió hace más de 15 años junto a Pauly Shore y los American Gladiators? Así como no es ‘cool’ ni ‘hip’ ni ‘in’ escribir sin vocales, querer ser ‘kool’ termina siendo totalmente lo contrario.

2) Los Chesquitos originales tenían la forma de una botella de vidrio convencional. No tenían senos.

3) De igual manera, no había ‘sabores’. Eran de cola. Si prestaran atención al pasado, los genios de Ricolino se habrían percatado de ello.

4) La consistencia de la golosina original permitía ‘destapar’ la botella al romper la parte que representaba el cuello de la misma. Al intentarlo en la versión actual, simplemente obtienes una bizarra presentación de dos litros no retornable.

5) Al darle un par de mordidas a un Chesquito, el sabor a refresco de cola era evidente (sí, no era más que saborizante, pero cumplía con su cometido). Intentar morder uno de estos pedazos de goma para alcanzar su interior fue fútil. Después de una sesión de alrededor de 1 minuto 20 segundos, por fin logré deshacer UNO de ellos. Tal vez no sean los originales, pero pareciera que guardaron la materia prima desde hace 20 años.

6) Al terminar un paquetito de los Chesquitos originales, te quedaba un sabor de boca dulce y agradable. Después de 30 minutos de terminar de masticar este horroroso intento de imitación, mi quijada terminó adolorida. Paradójicamente, morder un envase de Coca Cola original pudo haber sido menos dañino para mi boca.

Veredicto: Compren un paquete de estos ‘dulces’ si necesitan soportes para que no se azote la puerta, bases para que las patas de la mesa no rechinen o plástico para cubrir alguna fuga de agua o gas en su casa. Venderle esto a los niños tal vez los prepare para degustar hormigón cuando el destino nos alcance. ¿Quieres saber más?

27 de noviembre de 2008

¿Nueva experiencia? Sí, claro...

El domingo pasado actualicé el dash del 360 a la interfaz NXE. Avatars, canales, música de elevador lounge... todo esto es en verdad novedoso. ¡Wow! Estos muchachones de Microsoft son luminarias tecnológicas. ¿De dónde sacan tanta creatividad? Yo creo que del Wii, ya que esta consola tiene estas mismas ideas desde hace qué, ¿2 años? Lo más cagado fue el comunicado de prensa en donde pusieron el lanzamiento de NXE a la par de la invención de la TV a color. Sí claro... así como la inclusión de mensajería instantánea se compara con la creación de la escritura. Vamos, ni siquiera el pasar los juegos al DD puede ser considerado 'nuevo' (Xbox, we salute you!). Será nuevo para ellos, pero el resto del mundo que anda jugando Wii (que hasta donde sé, todavía se vende como pan caliente) esto no es ninguna novedad.

Eso sí, entre los tabs de antes y esto, me quedo con esto. Por lo menos se ve mejor, aunque se me hace un timo que sólo puedas ver el 50% de la imagen total de los temas que compraste, y encima te vayan a cobrar los temas 'premium'. Esa señores, es la gran diferencia entre tener un piso completo repleto de abogados; cuando un sujeto compra una copia pirata para jugar X título, es un ladrón y es señalado como una aberración. Pero cuando Microsoft se ensarta a todos convirtiendo contenido funcional en objetos visuales obsoletos a costa de tu dinero, le llaman "experiencia nueva" y todo el mundo sonríe.

Bueno, por lo menos Red se entretuvo un rato vistiendo a su Avatar. Y mi mono se parece más a mi que el que tengo para el Wii. Y dicen que ya hay gente reportando broncas con el sonido que sale del HDMI. Yo uso óptico a mi HT, así que me importa un sorbete. Quiero probar la bajada al DD, pero no tengo espacio, así que tendrá que ser luego que compre un disco más grande. Caching para ti MS. ¿Quieres saber más?

9 de mayo de 2008

Idea Suelta: To say ‘it sickens me being sick’ would be an understatement

El nombre alternativo de este post era “Por ponerte de pinche creativo”, pero creo que algo más relacionado con mi condición actual le daba más pelage al asunto. El caso es que desde el miércoles comencé a mostrar inicios de gripe, cortesía de un pana en la oficina. Ayer todavía, andaba con un poco de tos y algo mocoso. Pero todo empeoró ayer con el clima demente que azotó la zona de Santa Fé...

Para empezar, desde las 10:00 am el calor comenzó a aumentar, a tal grado que todo el mundo se daba cuenta que no era un calor normal. Yo, como sujeto previsor, llevé ropa ligera para evitar la resolana. Pero el inclemente calor continuó, e incluso me tentó a comprarme una Solero Paradise para mitigar la temperatura. Por fortuna, sólo traía dinero suficiente para pagar los pasajes de regreso y había olvidado la tarjeta de débito. Así que, en cierta forma, el ser pobre a casi finales de la quincena, me salvó momentáneamente de no empeorar mi salud.

Cinco minutos antes de mi hora de salida, un macrocabrotrueno fue la señal del fin que me movilizó para salir a toda velocidad antes de que el diluvio llegara. Con todo y que hice una salida elegante y veloz, al llegar a la salida, la lluvia ya era densa.

Me parece prudente hacer un timeline de lo sucedido.

6:35 Llego a la entrada principal de la empresa,

6:36 Me cubro bajo el parabús cercano, Había, además de un servidor, 4 personas más.

6:38 Pasa el primer colectivo con espacio, una de las personas se sube como puede. La lluvia aumenta.

6:39 Una de las personas que esperaba claramente un camión, opta por pagar un taxi. ‘Pobre iluso', pienso.

6:40 La coladera cercana decide no permitir más la entrada de agua y el flujo cercano a la banqueta aumenta.

6:42 Uno de los refugiados del parabús se trepa sobre otro colectivo que hace la parada. Hay lugar, pero yo bien digno, no pienso mojarme al ir colgado de la puerta.

6:43 La lluvia ya es un diluvio con viento, truenos y todos los efectos especiales.

6:44 Todo mi flanco derecho estaba mojado. Aquí, mientras me quitaba el reloj para que no se mojara, pensé en volver y esperar las 7:15 para abordar el camión de la empresa que me llevaría hasta el metro Auditorio. ‘No’, me dije a mi mismo. ‘Demostrar debilidad en tiempos de crisis fractura el carácter’.

(ya no tenía el reloj para ver la hora, pero tomaré licencia dramática para las cuestiones de tiempo)

6:45 Comienza a granizar. Hielos del tamaño de cacahuetes.

6:46 Los cacahuetes se convierten en nueces de la India. Algunos golpean mi cuello, con todo y que sigo refugiado en el parabús.

6:47 El otro refugiado me ve y comenta ‘ya arreció, ¿no?’. Brillante deducción, pendejo. ‘Sí, ¿verdad?’, le respondo con sonrisita de ‘no mames’.

6:48 Ya había un prominente charco frente al parabús. Ergo, cada vehículo que pasaba, creaba olas artificiales mugrosas, onda ‘El Rollo’.

6:49 Nueces de la India, dátiles, cocos y demás proyectiles orientales.

6:50 Ningún colectivo se paraba, pero provocaban unas pinches olas pointbreakescas cabronas.

6:51 Coloqué mi mochila sobre mi cabeza y mi orgullo y regresé a la empresa para tomar el camión.

6:53 Me puse el reloj de vuelta, guardé el celular, iPod y la cartera en el lugar menos húmedo de mi mochila. Y me formé en la fila para el camión

Para ese momento, estaba totalmente empapado, adolorido de los madrazos de hielo en las manos y brazos y con mi moral destrozada. Afortunadamente, llegué a tiempo: sólo tres personas después de mi alcanzaron lugar en el codiciado camión. Cuando este llegó a su destino, seguía la lluvia. Yo estaba tan mojado que ya no me preocupaba mucho.

Después de un viaje tibio en metro y otro en colectivo, estaba yo en la casa de ustedes, quitándome con dificultad la ropa para ponerme cómodo y calientito, dispuesto a enfrentar la inevitable llegada de la gripa. Ni dos sopitas Maruchan, ni la satisfacción de ver que mi celular sobrevivió las olas salvajes pudieron contra los dolores de cabeza, cuerpo cortado y mocos que llegaron después.

Aquí estoy ahora, al día siguiente, en casa, con toneladas de trabajo pendiente en la oficina. Ni hablar, tendré que trabajar el fin para ponerme al corriente.

-Mis cómodas pantuflas de Kenny: nada mejor para unos pies calientes-

-Mi enfermero. Es claro su visible interés por mi estado de salud-

Ya tomé las medicinas de rigor y trato de adelantar trabajo. Me di un tiempico para comer algo y escribir esto. Tengo hambre, sed y sueño... ¡ah!, y gripa, por supuesto.
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13 de abril de 2008

Mi semana en unas cuantas líneas

Habrá quien lo notó, habrá quien no, pero para aquellos dudosos y para los que les valió, explicaré el porqué de este hiato de casi una semana en el blog. Tuve lo que podría catalogarse como la peor semana que he tenido en lo que va del año. Ganó por medio cuerpo a las dos semanas que estuve sin celular y por una nariz a la semana en la que se inundó el departamento donde vivo. ¿A qué se debió? Podríamos empezar explicando que todo se debió a la culpa de un número, el 0 (cero).

Como es un poco tarde y deseo rendirle un pronto tributo al post anterior, haré una breve cronología de lo que fue esta semana que está por terminar:

Lunes: Obtengo gratis un par de boletos para ver a Ozzy Osbourne, cortesía de la empresa donde trabajo. El mundo es bello y la vida es buena.

Martes: Mi novia se enferma. Al rastrear el número de guía de un paquete en el que venía lo que se convertiría en el Transformer #57 (en lo que llamaremos de ahora en adelante, “la línea de tiempo perfecta”), me percato de que ya llegó... ¡a un lugar equivocado! Me pongo en contacto con el remitente. Me peleo con Estafeta (la compañía responsable de la mensajería). Me peleo con el remitente. El estado de salud de mi novia empeora. Vuelvo a pelear con Estafeta. Llamo a la casa de mi madre (el destino final perfecto del paquete). Me peleo con el remitente. Salgo del trabajo, 4 horas antes de lo debido. Me peleo con el remitente. Encuentro la raíz del problema:

El paquete llegó al 502 y no al 512, como debió haberlo hecho. (El cero del demonio)

Pido informes sobre mi paquete en el 502, y declaran que ahí no recibieron nada. Me peleo con el remitente. Veo a mi novia (mejor de salud). Vamos al venue del concierto para intentar vender los boletos y recuperar algo de dinero en virtud del que estaba por perder gracias al cero del demonio. Paso vergüenza al tratar de vender los boletos. Hago feliz a una pareja al venderles entradas económicas. Me pierdo Zero the Hero (rola de Black Sabbath que Ozzy toca en sus conciertos (la verdad no sé si la tocó, pero se me hizo jocoso mencionarlo (me encanta abrir paréntesis entre paréntesis))).

Regreso a dialogar con los vecinos “acusados” de recibir mi paquete. Lo niegan. Me peleo con Estafeta. Me peleo con el remitente. Obtengo una carta firmada de los vecinos que declara la no recepción de mi paquete. Mi martes acaba y mi estómago está al borde de una implosión.

Miércoles: Me peleo con el remitente. Paso un mal día en la oficina. Me peleo con Estafeta. Levanto una queja contra el remitente. El remitente pide paciencia. Mi paciencia se encuentra tomando vacaciones de emergencia en Aruba por que no está dispuesta a lidiar con pendejadas que terminen con ella. Levanto una queja contra el remitente para que la institución mediadora que avaló mi compra lo sancione y me devuelva el dinero. El remitente se molesta. Me importa un octavo de carajo el remitente. Quiero mi dinero. 960 pesos m/n. Pierdo la fe en la “supuesta” bondad de los seres humanos. Recibo opiniones constructivas y quejas sobre mi blog. Migraña.

Jueves: Los mediadores en mi caso informan que si habrá sanción para el remitente, pero no recuperaré mi dinero. Me lleva la chingada. Me informan con sutileza que un pequeño dinero que esperaba para retocar mi situación financiera se demorará gracias a un error no detectado a tiempo. La chingada me sube a huevo a su moto y arranca. Estafeta emite un reporte sobre la situación de mi paquete y dictamina que este SÍ fue recibido por los vecinos y por tanto, SÍ se entregó en la dirección correcta, por lo que no habrá reembolso. La chingada acelera. Me habla mi hermano para informarme que me llegó un paquete de Estados Unidos. Le doy un codazo a la chingada y salto de su moto.

Sonrío después de dos días de no hacerlo.

Envío la resolución de Estafeta a los mediadores y al remitente para que se proceda con las sanciones. El remitente acepta su responsabilidad y propone un arreglo. El arreglo consiste en una nueva figura que cubra el valor pagado. Acepto y espero. El mediador da su visto bueno y establece un plazo para que se llegue a una solución.

Mi novia mejora su estado de salud y se nota. Sonrío por segunda ocasión desde la ruptura del presente perfecto.

Viernes: Me doy cuenta de que encabronado soy más eficiente en el trabajo. Recibo solidaridad de mi equipo de trabajo. Bromeo con mi equipo de trabajo. Pongo a trabajar a mi equipo de trabajo. Termina mi semana laboral. Recibo opiniones incongruentes sobre el blog. Llego a casa de mi madre a recoger al nuevo #57. Sonrío de nuevo y la sonrisa permanece.

-#57 que compré en ebay hace dos semanas y había olvidado por completo-

Duermo tranquilo, por primera vez, desde la noche del Lunes.

Sábado: Voy a recoger al #58 que acabo de adquirir. Recibo notificación del remitente que el envío nuevo se hará el Lunes. Intento una vez más cambiar el juego de Xbox para mi pana del trabajo. Fallo de nuevo, pero en esta ocasión, no regreso con las manos vacías. Paso un buen día con la familia. Veo las cosas con filosofía.
-#58 desempacadito y listo para transformar-

Esta fue mi semana. Y como podrán ver, aunque todavía hay cabos sueltos, las cosas al final se compusieron. Descartando el hígado golpeado (y no por el alcohol), la frustración, la pérdida de un TF que esperaba, la ira y el hecho de que no pude ver a Ozzy, la semana terminó con relativamente pocas bajas.

Sí. Esta fue la “breve” cronología, El “director’s cut” es como el triple e incluye más violencia, sangre, y escenas borradas como una en donde casi me madreo con el atarantado padre de una niña en Pericoapa porque el muy pendejo no se fijó por donde caminaba su escuincla.

Trataré de recuperar el ritmo que llevaba con el blog. Pero no prometo nada, esta es la semana del mes en donde mi carga de trabajo aumenta.

Si llegaste hasta esta línea, gracias por tu paciencia. Yo hubiera dejado de leer desde el segundo párrafo.
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Razón para tener un blog 2 de 10: Sanctum Rantorum

No es ningún secreto que un blog es una versión techie glorificada de los diarios rositas que las niñas usan durante la pubertad (sólo que en vez de usar un candadito mamón para proteger su integridad, utilizas un password y en lugar de enseñárselo a tus amiguitas en las pijamadas, todo el mundo tiene acceso a él). Le pese a quien le pese, las hojitas con corazones fueron sustituidas por códigos html y ¿todo para qué? Pues para que tengas un espacio para compartir tus inquietudes, gustos y sobre todo, tus quejas....

¡Alabados sean los blogs por los quejumbrosos! (me incluyo). ¿Que sería de nuestras inconformidades sin un medio de comunicación que las sustentara? Simples quejas al aire. Nada trascendente. Un rechinido de dientes en una concurrida plaza pública. Eso y nada más. Por otro lado, un blog es toda una catarsis cuando los oídos de los cercanos son insuficientes para mentarle la madre al (o los) que nos ofenden. El blog servirá entonces como una lápida en donde quedarán inscritas nuestras quejas -desde las más triviales, hasta las que retumban en lo más recóndito de nuestra ira potencial- y le mostrará al mundo lo que somos capaces de hacer cuando nos molestamos. Claro, todo tras la vestimenta valiente de la pluma digital.

Entonces, sin entregarnos a porcentajes, veremos entonces que una parte importante del contenido de un blog no temático o casual, serán quejas y molestias sobre TODO: personas, procedimientos, animales, el clima, personas, Dios, lugares, comida y sobre todo, personas. Como ejercicio para aquellos que tengan una bitacóra cibernética -odio los sinónimos a huevo, pero me ya me cagó escribir “blog” tantas veces- que hagan un recuento de todos los posts que tienen como tema central una queja.

Son bastantes, ¿no?

Y la verdad (la sabemos todos) una queja escrita rara vez tiene algún efecto práctico en la resolución de un problema. Pero creo que en realidad lo hacemos como catarsis y no como pliego petitorio para un balance karmático. Por lo menos a mi, el karma me funciona. Es lento, eso si, pero efectivo. ¿Y qué haces mientras esperas que esta fuerza de balance universal actúe? Pues escribir un post para quejarte de algo, por supuesto.
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